¿Qué es OnlyFans? No es fácil describir una red que engloba retos escabrosos, normalización del sexting, promesas de dinero fácil y rápido, discursos de empoderamiento, pornografía soft y prostitución maquillada. Para algunos, una pancarta liberadora; un negocio para otros; y para casi todas las creadoras de contenido, una trampa.
En los últimos meses, la plataforma OnlyFans ha sido protagonista de muchos titulares. Y ninguno bueno. Desde los bochornosos –y peligrosos– retos sexuales de Lilly Phillips y Bonnie Blue, hasta las investigaciones del regulador británico Ofcom para prevenir el acceso de menores a contenido adulto. Hace unas semanas, fallecía la modelo de OnlyFans Anna Polly al caer desde un balcón mientras rodaba material. En septiembre del año pasado, era otra compañera suya brasileña la que aparecía muerta después de una fiesta en un yate.
Y, sin embargo, un simple rastreo por internet nos habla de una red en expansión, de recaudaciones millonarias y de empoderamiento femenino. Y cabe preguntarse: ¿Cuáles son las causas de su éxito y cuáles son sus riesgos? Y, sobre todo, ¿qué mecanismo ideológico es el que lleva a muchas mujeres a defender como libre y empoderador un trabajo que opera en el mismo escenario que la pornografía y la prostitución?
En el origen, Tim Stokely
OnlyFans es una red social que nació en el año 2016. Su fundador y primer CEO fue el británico Tim Stokely, que anteriormente había desarrollado algunos negocios relacionados con la pornografía. Por eso, aunque inicialmente se planteara como una plataforma similar a Patreon, donde los creadores de contenidos –desde deportistas hasta chefs– subían material exclusivo para sus fans, pronto dejó de ofrecer recetas y consejos de fitness para convertirse en lo que es hoy OnlyFans: una plataforma de contenido erótico, cuando no directamente pornográfico. La pandemia del covid supuso un punto de inflexión. Los últimos datos hablan de 305 millones de usuarios y 4,1 millones de creadores de contenido. En cuanto a los ingresos, en 2023 la compañía superó los 1.300 millones de dólares, mientras que los creadores de contenido recibieron un total de 5.320 millones de dólares.
Prácticamente todas las creadoras de contenido son mujeres, con una edad promedio de 22 años. El 80% de los usuarios son hombres
Para acceder al contenido, los fans pagan a los creadores cuotas mensuales que van desde los 4,99 euros (aunque hay algunas cuentas gratis) hasta los 49,99 euros. Además, se puede vender contenido diferente, más exclusivo o más privado, que se cobra aparte. La plataforma se queda con un 20% de lo recaudado, y el creador, con lo demás. Aproximadamente, el 79% de los usuarios son hombres de entre 18 y 44 años, mientras que el 97% de las creadoras son mujeres. Según algunos estudios, la edad promedio de las creadoras de contenido es de 22 años, con un rango de entre 18 y 29 años.
Estos datos dibujan una radiografía de lo que siempre ha sido la prostitución: una “industria” en la que los hombres pagan por sexo a las mujeres, que se convierten en trabajadoras sexuales; una industria que, para estas mujeres, siempre ha sido sinónimo de explotación y que, excepto en algunas fantasías hollywoodienses, nunca ha sido aspiracional ni ha gozado de prestigio. Una mujer se prostituía por necesidad económica, casi nunca por voluntad propia.
Esto cambia –en parte– con OnlyFans. Es la mujer la que entra voluntariamente en esta red, y es ella misma la que graba su contenido en su casa y lo distribuye. Es lo que algunos llaman la uberización de la pornografía y de la prostitución. Desaparecen los intermediarios. Ya no son necesarias las productoras, ni el director, ni los sets de grabación, ni los proxenetas. Cambia también el lenguaje. No se hablará de trabajadoras sexuales, sino de modelos y creadoras de contenido. Todo, aparentemente, se simplifica; también el modo de monetizar, que es aparentemente sencillo y rápido. Esta es la razón de que muchos actores de cine porno se abrieran pronto un perfil en OnlyFans. Lo vieron –y lo siguen viendo– como una forma de diversificar sus ingresos y de luchar contra la precariedad del cine X.
Money, money
Pero no fueron los únicos que entraron en OnlyFans. A ellos les siguieron muchas mujeres jóvenes, influencers, trabajadoras o universitarias, casi siempre por una motivación económica. Decenas de “modelos” de OnlyFans declaran haberse hecho ricas en muy poco tiempo vendiendo contenido en esa red. Sophie Ran, una joven estadounidense de 20 años, dejó su trabajo como camarera para abrirse una cuenta. En un año (2024) ingresó 43 millones de dólares. La actriz Bella Thorne y la rapera Bhad Bhabie tardaron menos de 24 horas en ganar un millón de dólares. Son casos extremos, pero no dejan de ser un gancho para muchas jóvenes que ven una manera rápida y aparentemente inocua de ganar dinero.
Para defender OnlyFans, el argumento económico insta a aprovechar un “capital erótico” que, en parte, ya se emplea en otras redes sociales más “suaves”
La realidad es que no es tan sencillo vivir de esta red. Los ingresos de los creadores de contenido siguen una distribución desigual: unos pocos ganan muchísimo dinero, mientras que la mayoría gana muy poco. Algunos estudios sostienen que el 1% de los creadores más populares se lleva un tercio de todo el dinero de la plataforma, y el 10% que gana más se queda con casi tres cuartas partes de los ingresos. Mientras tanto, la mayoría ingresará entre 100 y 180 dólares al mes. Algunos, ni eso.
El capital erótico
¿Realmente merece la pena abrirse una cuenta en una red con contenido pornográfico para ganar 100 dólares? Aquí entra un concepto muy contemporáneo que es el que blanquea con frecuencia la actividad de OnlyFans: el famoso –y controvertido– “capital erótico”, un término acuñado por la socióloga Catherine Hakim, profesora en la London School of Economics. En Honey Money: The Power of Erotic Capital (2011), Hakim defiende que el atractivo físico y sexual de una persona –fundamentalmente de una mujer– es un recurso importante para que ésta mejore su nivel de vida. Con un lenguaje mucho más coloquial, y basándose en una investigación actual y centrada en lo digital, el periodista Alberto Olmos reflexiona en Tía buena sobre la importancia que otorga nuestra sociedad a la apariencia física de las mujeres. Ahí están las cifras de la industria cosmética o la escalada de cirugías estéticas. Y ahí están los millones de fotos de Instagram o videos de TikTok centrados, precisamente, en subrayar el capital erótico de las dueñas de las cuentas. Como explica Olmos en su libro, y corroboran muchas creadoras de contenido, en muchos casos el paso de una red a otra es muy sencillo. Si con los videos que subo a Instagram o TikTok, con un poco menos de ropa, puedo pagarme una cena o parte de la carrera, ¿por qué no hacerlo? Si la gente ya me está mirando, ¿por qué no sacar rendimiento económico de esa mirada?
A estos planteamientos “pragmáticos” se suma el discurso del empoderamiento de la mujer que es dueña de su imagen, que trabaja sin intermediarios y en un entorno seguro, y que ahora puede expresar y monetizar su sexualidad con libertad y sin tabúes.
Que a OnlyFans le conviene esta lectura lo demuestra el nombramiento, en julio de 2023, de Keily Blair como CEO de la compañía: una mujer, experta en temas de ciberseguridad y privacidad, que se define como feminista, que evita a toda costa la palabra pornografía aplicada a OnlyFans y que defiende que las mujeres se empoderan al tener el control sobre lo que publican.
Esta idea de empoderamiento es la que llevó también a Victoria Sinis, una joven americana de 26 años, a entrar en OnlyFans como reclutadora de modelos. “Yo veía una red en la que algunas mujeres pobres podrían conseguir recursos económicos. Además, la gente estaba feliz”. Esta percepción cambió cuando comprobó, horrorizada, las peticiones que hacían algunos suscriptores. A los cinco días dejó el trabajo. Y después de una fuerte conversión religiosa, creó la agencia Creating Gems, que ofrece formación y herramientas para aportar contenidos inspiradores en el mundo digital y acabar con la hipersexualización.
Las sombras
Y es que, frente a la idea de empoderamiento, hay también una corriente muy crítica que señala que, más que a nadie, OnlyFans perjudica a las mujeres, y que esta plataforma lo único que ha conseguido es blanquear el negocio del sexo y la explotación sexual. Así lo señalaba también un informe del Observatorio de Violencias Sexuales contra las Mujeres Jóvenes, publicado en 2023.
El estudio destacaba, además, los daños psicológicos e incluso físicos que sufren algunos creadores de OnlyFans. Lo confirman los testimonios de muchos de los creadores de contenido. Desde amenazas y chantajes para elaborar determinados materiales, hasta agresiones sexuales en encuentros físicos con suscriptores, pasando por episodios de acoso al ser reconocidas como modelos de OnlyFans o al filtrarse el material que subieron a la plataforma; algo que, como han documentado reportajes de investigación recientes, es bastante frecuente.
En otro orden de cosas, hay algunos creadores que han gastado importantes sumas de dinero en modificar su cuerpo para ser más deseables, mientras que otros reconocen que los éxitos económicos de la red no compensan el desgaste psíquico, la soledad y el vacío que les produce estar vendiendo su cuerpo. Hace unos días GQ publicaba una larga entrevista con CJ Clark, un exitoso modelo de OnlyFans que vive solo, interactuando con sus seguidores y con una muñeca sexual. Clark confesaba que se sentía solo y que, a pesar de su éxito, anhelaba el contacto humano: “Un abrazo estaría bien”, señalaba. En el mismo sentido se expresaba una excreadora de contenido que entró en la red a los 18 años. Tres años después confesaba su arrepentimiento: “Pensé que me ayudaría a sentirme empoderada, pero me dejó traumatizada. Han sido los años más miserables de mi vida”. La joven, que encontró en la fe la fuerza para dejar OnlyFans, manifestó que muchas veces sobrepasaba sus límites para contentar a sus suscriptores. Esta situación de estrés y depresión le llevó a pensar en quitarse la vida.
La propia dinámica de la plataforma facilita dar el salto de la “prostitución digital” a la física
Aún hay más sombra: el blanqueamiento de OnlyFans ha hecho que se cree alrededor de la plataforma todo un enjambre de negocios y nuevas profesiones; desde fotógrafos especializados en este tipo de imágenes hasta agencias de “modelos” –donde los “coachs” son casi siempre hombres– que se publicitan alegremente en internet y que recuerdan peligrosamente a las redes tradicionales de proxenetas. Su objetivo es captar mujeres para la plataforma y llevarse una parte del porcentaje de lo que ellas ganan. En algunos casos, este porcentaje roza el 50%. Al contrario que el proxenetismo, esta actividad a día de hoy no está penada.
Un tobogán a la prostitución
De todas formas, dos son los aspectos más oscuros de OnlyFans: el acceso de menores y la conexión con la prostitución tradicional. En 2021, una investigación de la BBC reveló que varios adolescentes habían vendido vídeos explícitos en esta red, aprovechando fallos de seguridad. La plataforma habló de descuido y prometió reforzar la seguridad, pero hace unos meses la agencia Reuters publicó un extensa investigación sobre la red y documentó 30 denuncias en registros policiales y judiciales de Estados Unidos que demostraban que, entre diciembre de 2019 y junio de 2024, se habían publicado más de 200 imágenes y videos explícitos de abuso sexual infantil. Esa misma investigación –que parte precisamente de la agresión sexual en Florida a una joven de 16 años por parte de un hombre al que llevaba meses vendiéndole material en OnlyFans– recogía, además, los testimonios de más de 140 casos de adultos que denunciaban la publicación de material sexual explícito sin su consentimiento. Hacer desaparecer ese contenido de la plataforma, en algunos casos, les ha costado meses.
Por otra parte, por la propia dinámica de la plataforma, que incentiva el contacto personal de los fans con los creadores a través de mensajes, chats o videos exclusivos, es relativamente fácil dar el paso de la prostitución digital a la prostitución clásica.
Sindy Takanashi, que ejerció durante algunos años la prostitución y ahora lucha por abolirla, sentencia en una larga entrevista que “OnlyFans es un tobogán en el que tú te subes y acabas en la explotación sexual. Entre otras cosas porque te expones a un montón de puteros que no se quieren quedar en lo virtual, no se quieren quedar en tus fotos”. Takanashi explica bien el proceso psicológico que experimentan muchas creadoras de contenido que terminan prostituyéndose: “Es verdad que cuando entras en OnlyFans te has puesto unos límites, pero esos límites se van diluyendo. Estás ganando dinero con el sexo y, por eso, cuando te surja la posibilidad de ganar más dinero con un contacto sexual tú ya lo has normalizado, lo has blanqueado. Es muy fácil entrar en la prostitución. Y cuando entras, te metes directamente en el infierno”.
Apoyándose en su experiencia personal, Takanashi cita algunos estudios que afirman que el trauma que experimentan mujeres que han sido prostituidas es mayor que el de un veterano de guerra y, por eso, se muestra muy crítica con el mantra de la libertad de la mujer: “A quien habla del empoderamiento y de la libertad de la mujer, en realidad, no le importan las mujeres. En lugar de poner el foco en por qué los hombres siguen pagando por sexo, te hacen pensar en lo libres que son las mujeres. Si les interesaran realmente las mujeres tendrían en cuenta cómo les afecta la prostitución. Y no blanquearían OnlyFans, un negocio que las cosifica absolutamente”.
Con su promesa de independencia económica, su falso discurso de empoderamiento y su lenguaje manipulador que habla de modelos, creadoras, contenidos, coaches y agencias, la red azul (otro eufemismo) supone una trampa peligrosa para hombres y, sobre todo, para mujeres. Un caramelo absolutamente envenenado.
Un comentario
¡¡Excelente artículo!!