La tendencia expansiva de la eutanasia

Fuente: Le Monde
publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.
Reino Unido: ¿puede haber un debate serio sobre el suicidio asistido?
Collagery / Shutterstock

Theo Boer, profesor de ética de la salud en la Universidad Teológica Protestante de Groninga, publica en Le Monde una tribuna en la que manifiesta sus dudas a los parlamentarios que comenzarán a debatir en la Asamblea Nacional francesa, a partir del 12 de mayo, un proyecto sobre la ayuda a morir. No quiere dar lecciones, sino compartir su experiencia, vivida de cerca también como antiguo miembro del comité que revisa el cumplimiento de la ley.

Aceptó en 2002 el marco legal, que se presentó como estricto, bien definido y ético. Pero no es lo que refleja el informe anual del comité de revisión, publicado el 24 de marzo: una expansión constante, una progresiva trivialización y un basculamiento cultural silencioso.

Los casos de eutanasia aumentaron un 10% en 2024. Se trata ya de una tendencia estructural. No se debe al envejecimiento de la población: del 5,4% de muertes totales en 2023, se ha pasado al 5,8%. A Boer, además de los datos estadísticos en sí, le preocupan otras evoluciones, como la aparición de la “eutanasia a dos”, que permite a parejas o hermanos morir juntos (108 en 2024), o el aumento de la eutanasia por trastornos psiquiátricos, que afecta a personas muy jóvenes. Paradójicamente, crece también el número de suicidios violentos y traumáticos, mientras desciende en Alemania.

Además, en sus conversaciones con médicos neerlandeses, descubre una presión cada vez mayor, individual y social. Hasta el punto de que los cuidadores se preguntan en qué momento dejará de ser un acto de compasión, para convertirse en respuesta automática para los pacientes que no aceptan negativas.

En esa línea discurre un proyecto de ley para conceder el suicidio asistido a cualquier persona mayor de 74 años, incluso en ausencia de una enfermedad grave. El único criterio sería la edad. Se trata de un cambio simbólico de fondo: morir no porque se sufre, sino porque se ha vivido lo suficiente: “Una visión radicalmente nueva de la vejez y del valor que le damos en nuestra sociedad”.

Como antiguo miembro del comité de revisión de la ley, creyó en su momento que un marco riguroso evitaría los abusos. “Ya no estoy tan seguro –dice ahora–. Veo que cada vez que se abre el campo de la eutanasia, se crean nuevas expectativas, nuevas exigencias, una nueva normalidad. La lógica interna del sistema siempre empuja a la expansión”. No le parece una excepción neerlandesa: se da en todas partes.

Boer no es adversario a ultranza de la eutanasia que, en algunos casos extremos, podría ser un último recurso. Pero está convencido de que legalizarla “no apacigua la sociedad: la inquieta, la transforma y la hace más frágil. Cambia nuestra relación con la vulnerabilidad, la vejez y la dependencia. Introduce la idea de que algunas vidas, en determinadas condiciones, ya no merecen ser vividas, ni siquiera cuidadas”.

En esta tribuna Boer reitera informaciones y argumentos que manifestó en diciembre de 2022 en vísperas de la convención ciudadana que se celebró en Francia durante los primeros meses del año siguiente. Dudaba de que su país “habría legalizado la muerte asistida si, en la época de los primeros debates sobre el tema, hubiéramos tenido el nivel de cuidados paliativos que tenemos hoy”. Predecía algunas pasos, que se han dado ya. Instaba, en fin, a aprender de una “opción deshumanizante”: el énfasis en la autodeterminación se convierte pronto en desesperanza.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.