Periodismo desde el barro: lecciones que ha dejado la DANA  

publicado
DURACIÓN LECTURA: 6min.
Un momento del coloquio entre Carlos Franganillo y Fran Guaita.

La tercera edición de Legado Colmenarejo, un proyecto de la Universidad Villanueva que rinde homenaje al periodista y profesor Juan Pablo Colmenarejo, ha reunido a los periodistas Carlos Franganillo y Fran Guaita para reflexionar sobre su experiencia cubriendo la crisis de la DANA. Bajo el título de “Periodismo desde el barro, una alternativa a la polarización”, los profesionales de la información han mantenido un coloquio sobre el papel del periodismo en escenarios de crisis.

En las facultades de periodismo se aprende desde primero de carrera que la elección de los temas que cubre un medio es lo que marca la agenda pública. ¿Qué tiene más relevancia? ¿Qué ha sido contrastado? ¿Qué debe ir en portada? Son decisiones a las que se enfrentan los periodistas todos los días y que, a veces, suponen un antes y un después en las coberturas mediáticas y en la propia carrera del periodista.

A Carlos Franganillo, presentador en Informativos Telecinco, la crisis de la DANA en Valencia le pilló con la maleta hecha para volar hacia Estados Unidos a cubrir las elecciones presidenciales. El periodista se vio obligado a elegir entre el barro de Paiporta y el tema del que toda la prensa internacional iba a estar pendiente. Franganillo cambió la maleta por las botas de goma y se plantó con su equipo en Valencia.

A Fran Guaita, jefe de la información de deportes en Cadena SER, no se le presentó ocasión de tomar una decisión. La DANA le arrolló, literalmente, en su casa de Valencia y durante unos días no fue periodista, sino uno más de los afectados.

De la confusión a la lucha contra el olvido

Las crisis nunca empiezan de una manera evidente, y Franganillo señala que, si bien estaban pendientes de las lluvias de Valencia, nunca imaginaron el alcance que aquello iba a tener.

“Si no estás allí en una situación tan crítica como esta, sin duda te estás perdiendo el 90% del conocimiento” (Carlos Franganillo)

Una vez estuvo claro que ahí estaba ocurriendo algo más, comenzó la movilización para destinar los equipos de informativos a las zonas afectadas. Ahí vino la primera sorpresa: una devastación absoluta sobre el terreno y una ayuda que nunca llegaba a toda una población aislada.

El periodista no fue solo un testigo, sino también el primer consuelo que recibieron muchas de aquellas personas que se sintieron, durante días, abandonadas a su suerte. “Ahí vimos que la dimensión de la tragedia se iba a multiplicar”, reflexiona el presentador de Telecinco, que aprovechó para reivindicar la importancia del periodismo que acude a la escena: “Si no estás allí en una situación tan crítica como esta, sin duda te estás perdiendo el 90% del conocimiento”.

Bien lo sabe Fran Guaita, que pasó cinco días como un valenciano más, sacando agua de su casa, haciéndose cargo de sus hijos sin colegio, de unos padres sin ascensor y ayudando a un pueblo que perdió a seis vecinos.

En esas estaba cuando recordó que a Iñaki Gabilondo en una entrevista le preguntaron cómo creía que iba a ser la radio en el año 2050. “Dime cómo será la sociedad y así será la radio”, respondió Gabilondo. Y con esa idea en la cabeza se lanzó Guaita a hacer periodismo.

“Llevamos la radio a los pueblos afectados, recorrimos todos los pueblos para hacer el programa cada día”, explica el periodista que, por una temporada, cambió los deportes por los testimonios de la DANA.

Tanto él como Franganillo recordaron el agradecimiento de la gente por tener un micrófono y una cámara que hiciera de altavoz a sus historias. Esta cobertura permitió visibilizar sus necesidades y hacerse eco de la frustración con las autoridades autonómicas y nacionales.

“En Valencia sigue habiendo miles de personas afectadas. No ha acabado el drama”, aseguran. Y ahí está el reto para una profesión que vive al filo de la actualidad y a la que se exige inmediatez: no dar por caducos los temas que siguen vigentes.

Información veraz en medio de una crisis

Los propios ciudadanos de los pueblos afectados estaban necesitados de información durante las primeras semanas de la crisis. También ellos vivían pendientes de cualquier actualización de una crisis cuya cifra de víctimas mortales no dejaba de subir.

“Esa demanda de información, también por parte de los ciudadanos, me pareció muy significativa y muy representativa del valor que tenemos los medios de información. Es decir, cuando ocurre una catástrofe de esta envergadura, la gente quiere saber y nosotros tenemos que darles esa garantía y esa información”, señala Carlos Franganillo.

En una situación así, recordó Guaita, el periodista debe evitar la “pornografía mediática”, evitando dar pábulo a lo que no está confirmado, y protegiendo la intimidad de los implicados

“Cuando no hay mensaje, cuando no hay discurso, cuando no hay información, hay otros actores, otros agentes que van a tratar de llenar ese vacío. Y por eso es tan importante que haya transparencia y que haya comunicación”, reivindica.

Transparencia y comunicación que deben llevarse a cabo con rigor y sensibilidad en un contexto de crisis, de modo que la necesidad de verificar y contrastar los datos no se vea superada por la inmediatez.

“Estás siendo testigo y eso ya de por sí tiene un valor enorme. Estás dando dimensión a una catástrofe en un momento en que, quizá, ni los responsables de responder a la tragedia tenían una imagen certera de lo que estaba pasando. A lo mejor tú eras casi la avanzadilla en algunos lugares donde no había llegado prácticamente nadie”, explica Franganillo.

Para verificar, el periodista destaca la labor de coordinación de los equipos dentro del propio medio. Unos retransmiten la información que otros han contrastado, y matizan con los cálculos que unos terceros han confirmado con organismos oficiales. Equipo y redacción recopilan testimonios, verifican cifras, contactan con fuentes institucionales y, con eso, sale adelante el producto.

Fran Guaita recuerda también que, ante una tragedia en la que hay fallecidos, los medios deben evitar la “pornografía mediática”. Desmintiendo las exacerbaciones cuando toca –como en el caso de los supuestos cientos de fallecidos en un parking que nunca existieron– y protegiendo la intimidad de las víctimas cuando, desgraciadamente, sí toca. Jamás una familia ha de enterarse por los medios de que un ser querido ha muerto, insiste.

Queda patente que, en definitiva, el buen periodismo es un arte. Un delicado equilibrio entre acertar con la decisión de dónde estar en cada momento, cuidar que la información sea de calidad, mantener la humanidad que requiere estar ante víctimas de una tragedia y no ceder a las presiones de un entorno informativo que exige todo para ya.

“En ese nuevo entorno, los medios de comunicación tenemos también un sitio. Tenemos que seguir peleando por ser un referente: que alguien que realmente quiera informarse sepa que si viene a un medio, lo que va a encontrar es información contrastada y veraz. En un mundo donde cada vez es más difícil saber qué es verdad y qué es mentira, ese es el valor que tenemos los medios de comunicación”, concluye Carlos Franganillo.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.