Menos jóvenes que “empinan el codo”

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Aunque las imágenes de cientos de jóvenes británicos tambaleándose por las calles de un balneario del Mediterráneo sugieran la idea de que el alcoholismo juvenil va en imparable ascenso, los números revelan una cosa… y su contraria. Según estadísticas citadas por The Telegraph, la cantidad de menores de 25 años que han optado por abstenerse totalmente de probar alcohol se incrementó un 40% entre 2007 y 2015.

Las redes sociales, en su expansión, se han convertido en una alternativa de socialización que puede alejar las conductas de riesgo

Dicha tendencia no es exclusiva del Reino Unido. También en España la flecha del alcoholismo entre los jóvenes apunta hacia abajo, según la comparación que hace el INE entre los años 2009 y 2014: si en el primer año mencionado fueron poco más del 70% los jóvenes de 15 a 24 años que dijeron haber consumido alcohol, en 2014 la tasa se redujo a 63,7%. En Francia, entretanto, una encuesta citada por Le Monde muestra un también un descenso de los consumidores, esta vez entre los estudiantes de secundaria, del 45,8% en 2010 al 29,9% en 2014.

Otra fuente, un estudio de la OCDE, de 2015, subraya, sin embargo, que si bien los incidentes de borrachera juvenil fueron a menos en los dos primeros países mencionados, en otros, como EE.UU., Canadá, Italia y Alemania, experimentaron un aumento, así como se ha incrementado en general el número de los menores de 15 años que “empinan el codo” antes de tiempo.

¿Más alcohol entonces? ¿Menos? Según las metodologías y las muestras, las pesquisas pueden coincidir o arrojar resultados a primera vista dispares. Lo que más parece acercarse a la realidad, sin embargo, es que menos jóvenes se sienten atraídos por el alcohol en algunos países desarrollados.

“Beber o estudiar…”

El caso británico es de los más interesantes. Para algunas fuentes, los elevados precios de la bebida estarían funcionando como un factor disuasorio para los jóvenes. Si según el informe Alcohol y Salud 2013, elaborado por la UE y la OMS, el precio de venta al por menor de medio litro de cerveza no supera en la República Checa los 0.50 euros, en el Reino Unido sobrepasa los 3 euros. En cuanto a las bebidas obtenidas por destilación (brandy, whisky, ron, etc.), el precio de 70 centilitros rondaría los 7 euros en España, y unos 18 en Gran Bretaña.

La tesis sería, en tal sentido, que los elevados costos de la matrícula universitaria, incrementados dos años atrás por el gobierno conservador desde las 3.375 libras a las 9.000 (como máximo), en plena época de crisis económica, ha hecho recular el entusiasmo etílico de los chicos. Y algo similar estaría ocurriendo en EE.UU., donde un estudio de la Universidad de Michigan ha encontrado que el consumo entre los jóvenes universitarios ha descendido lenta pero sostenidamente desde hace tres décadas.

La presencia de inmigrantes de otras culturas puede estar incidiendo en la disminución de los índices de consumo en Reino Unido y Australia

Además de la incidencia de lo económico, en algunos sitios estaría funcionando el cambio demográfico. En Reino Unido, por ejemplo, la población musulmana se incrementó desde los 1.5 millones de personas en 2001 a los 2.7 millones en 2011. En el segmento de los de 16 a 24 años la cifra casi se ha doblado: de 280.000 a 410.000.

Una cuestión (también) cultural

“Si los niveles promedios de consumo han caído, se debe en parte al cambio en el perfil étnico del país, con mucha más gente que se abstiene de beber”, explica Sir Ian Gilmore, director de la Alcohol Health Alliance del Reino Unido, citado por The Telegraph.

 Jonathan Birdwell, autor de un informe con el que Gilmore muestra algunas discrepancias, expresa que uno de sus hallazgos ha sido que los estudiantes que asisten a escuelas étnicamente más diversas son menos propensos a beber, sean cuales fueren sus orígenes étnicos. Una tendencia similar se constata en Australia. Según un estudio de 2012 publicado por la Foundation for Alcohol Research and Education, entre 2001 y 2011 ha aumentado del 5.5 a 7.8% la población descendiente de inmigrantes chinos, indios, vietnamitas y libaneses en la isla-continente. Un sondeo de 2013 encontró que en aquellos hogares donde se hablaba otra lengua además del inglés, el 41.3% de los consultados se clasificaba como abstemio, 9% más que en 2001.

Ahora bien, no obstante el mencionado descenso del consumo entre los jóvenes británicos, Sir Ian Gilmore explica a Aceprensa que “el alcohol aún causa un grave daño a los jóvenes, pues el número de los ingresos hospitalarios relacionados con este se ha incrementado, y en los últimos 20 años se ha duplicado el número de chicas de entre 15 y 24 años que ha muerto en los hospitales por esa causa. Hoy miles de adultos reciben tratamiento por problemas causados por el alcohol, y los accidentes debidos a este son la principal causa de muerte entre los 16 y los 24 años.

“Para enfrentar el problema necesitamos asegurarnos de que las compañías de bebidas alcohólicas no pongan más a los jóvenes en la diana de sus políticas de marketing. Hay que aumentar el precio de las bebidas más fuertes, pues los chicos las consumen para emborracharse más rápidamente, y examinar cuán fácilmente disponible está el alcohol para ellos en los comercios”.

Redes sociales: un lastre o un salvavidas

No podía faltar, entre todas estas aproximaciones al fenómeno, una realidad tan omnipresente como Internet y las redes sociales, de la cual, si bien algunos avisan que puede empujar más fácilmente a los chicos al alcoholismo, otros afirman que su efecto es exactamente el contrario.

Los altos costos de la matrícula universitaria estarían funcionando como un disuasorio económico del consumo de bebidas

Entre los que ven el vaso –nunca mejor dicho– medio vacío están los autores del informe Influence of social media on alcohol use in adolescents and young adults. Para los investigadores, los adolescentes tienden a publicar en Facebook, MySpace, etc. imágenes o mensajes en las que muestran comportamientos de riesgo, entre ellos, instantáneas o vídeos de episodios relacionados con el consumo de alcohol, lo que motivaría a otros a reproducir tales actuaciones para tener “su” propia experiencia y no “quedarse atrás”.

Por otra parte, los jóvenes usuarios de Internet y de las redes sociales actúan también como receptores del marketing del alcohol. Las grandes marcas de bebidas alcohólicas mantienen una presencia en Facebook, Twitter y Youtube, y sus estrategias, según los expertos, incluyen la promoción de juegos interactivos, la invitación a eventos deportivos patrocinados por ellas, o la apelación directa, informal y light al usuario para que “pruebe” el producto.

Hay otros, en cambio, que aprecian más ventajas que problemas por la irrupción de las redes, al modificarse las formas de socializar: “Ha habido un crecimiento exponencial de los social media desde 2005, y ello está relacionado con el abrupto declive de las conductas de riesgo, como el consumo de alcohol. Parece que los jóvenes están distrayéndose con otras actividades”, especula Henry Ashworth, un ejecutivo que promueve la responsabilidad social por parte de los fabricantes de alcohol. A tono con esto, la BBC reporta la rápida expansión en las ciudades inglesas de negocios dedicados a la venta de helados y otros productos no alcohólicos, dado el aumento de una joven clientela zero alcohol.

De modo, pues, que el alcohol pierde “grados” en la escala de atracciones de los chicos. Pero habrá que esperar un poco para descartar que esta sea únicamente una tendencia de temporada.

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