Antonio del Moral: “La sociedad quiere inocentes acreditados, no presuntos inocentes”

publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

Antonio del Moral García, magistrado del Tribunal Supremo, también conocido como el “juez de la sonrisa”. Un apodo que le dieron tras ser parte del tribunal que juzgó uno de los casos más mediáticos y controversiales de España: el procés catalán. Durante el juicio, Del Moral destacó por no perder ni un solo momento su expresión risueña, tampoco la perdió durante el desayuno que compartió con los alumnos del Grado de Derecho de la Universidad Villanueva.

“Si crees en la Justicia alguna vez se te aparecerá”

El magistrado destacó lo importante que es anteponer la profesionalidad frente a las creencias personales. “Creer que una condena de tres años y dos meses para un individuo es lo justo, me parece que es un poco ingenuo”, afirmó Del Moral. Sin embargo, “que importante es creer que eso es lo justo, aunque tengas el sentimiento de que no lo es”. De esta forma, expresó que el deber de un juez es aplicar la ley sin dejar que le influyan sus convicciones personales. En esta línea, también afirmó que si se tomaran las leyes con otra actitud, “las sentencias estarían mucho más alejadas de ser justas de lo que lo están ahora”.

Además, animó a los futuros juristas a creer que sí se puede encontrar justicia ante los tribunales, aunque la imagen que vemos sea la contraria y cita una frase del libro El elogio de los jueces escrito por un abogado, de Piero Calamandrei: “La Justicia es como una divinidad. Si crees en ella alguna vez se te aparecerá”, para dejar clara la idea de que son los profesionales del derecho quienes deben tener fe en la justicia para que exista de verdad.

“El enemigo de la independencia judicial no está fuera sino dentro de nosotros”

“La percepción que tiene la sociedad española sobre la politización de los jueces es de las peores, solo por debajo de Portugal”, advirtió del Moral. Sin embargo, el magistrado aclara que: es un problema que genera una percepción de politización de los jueces más alta de la que realmente hay.

Sobre esto, señaló que esta percepción está justificada por la idea de los políticos de que controlar quien está en el poder judicial les va a beneficiar, algo que no les funciona tan bien como ellos se piensan. Aunque la dinámica de repartir diez jueces de un lado y diez del otro hace que pase a los medios y se “etiquete a los jueces como parte de una ideología o de otra”. Sin embargo, esto puede hacer que un juez acabe pensando que “si estoy en este punto, es porque tal ministro se ha empeñado en que llegue”, declaró del Moral. Este sesgo puede influir en la decisión de un juez por pensar que “está haciendo lo contrario de lo que se espera de él”. Por esto mismo “el enemigo de la independencia judicial no está fuera, sino dentro de nosotros”, indicó el magistrado.

Hay que ser conscientes de que a veces la intención del debate político y social es influir en la decisión de los magistrados. “Es vital que como jueces tengamos una ética propia para no dejarnos llevar en un sentido o en otro”, subraya el del Supremo. Sin embargo, “no podemos pensar que no nos influye, porque eso es lo que nos mantiene en alerta”, expuso del Moral.

“La sociedad quiere inocentes acreditados, no presuntos inocentes”

Los medios de comunicación y las redes sociales hacen que la sociedad forme juicios propios de forma simultánea a lo que pasa en los tribunales, lo que en ocasiones puede crear conflictos. Sobre este aspecto, del Moral lo tuvo claro: “Estoy a favor de los juicios paralelos siempre que estos sean realmente paralelos”. Según explicó el juez, los juicios sociales tienen normas diferentes a los juicios de una sala de justicia. Los procesos sociales son mucho menos exigentes para dictar una condena. En cambio, los tribunales deben serlo más, por eso “en caso de duda es mejor absolver. Es preferible un culpable en la calle que un inocente en la cárcel”. En los litigios formales debe respetarse la presunción de inocencia, porque de lo contrario, “es muy fácil que una persona que quiere destruir a otra lo haga”, destacó Del Moral.

Un juez debe dictar una condena solo “si tiene la certeza más allá de toda duda razonable, en caso contrario, estaría violando la presunción de inocencia”, declaró el miembro del Supremo. Sin embargo, esto no quiere decir que para la sociedad valga el mismo requisito: por eso mismo, el magistrado aseguró que “sacar la presunción de inocencia fuera de una sala de justicia y llevarla al debate político o al debate social es un error”. Por ejemplo, en el caso de un político investigado por corrupción que finalmente es absuelto, “prefiero que alguien tenga que dejar la política de forma injusta por haber estado acusado, a un inocente en la cárcel. Porque la sociedad quiere inocentes acreditados, no presuntos inocentes”, alegó el juez.

El problema está en si influye el juicio social en el debate jurídico. “No debería influir, pero sí lo hace. Para evitarlo –afirmó Del Moral–, los jueces deben hacer el ejercicio de alejarse del debate social”. Algo complicado, sobre todo en juicios contra políticos, aforados etc. que son muy mediáticos.

Noemi Vega Romero
2º de Periodismo, Universidad Villanueva