En la lucha por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, la sociedad occidental lleva años priorizando la educación, el ascenso profesional y el bienestar general de las mujeres. Sin embargo, cada vez más voces abogan por incluir bajo la bandera de la igualdad la lucha por los niños y los jóvenes varones que se están quedando atrás.
Ya en 2014 el investigador Michael Jindra advertía para el Institute for Family Studies lo siguiente: “En mi trabajo como antropólogo, estoy convencido de que el estilo de vida de los estadounidenses se divide cada vez más entre el de los «triunfadores», formados desde el principio para tener éxito, y el de los «vagos», cuyas vidas giran en torno a entretenimientos de diversa índole. No sorprenderá …
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.
5 Comentarios
Esta generación parece haber olvidad que somos mamíferos y por lo tanto machos o hembras. No solo la fisiología, también la psicología masculina y femenina son diferentes. Respetémos la naturaleza humana
A esto hay que añadirle (tal vez sea parte de la causa) el desprecio que hacia el hombre están potenciando las teorías de género: desde esa visión errónea de trasladar la lucha de clases al sexo, al hecho de quitarle la esencia masculina al hombre (p.e. como padre se le pida que sea una madre más: lo que se llama las madres matrofocales que desplazan el papel de los padres o lo feminizan). Toca recuperar la identidad masculina del hombre y por otro lado la identidad femenina de la mujer, en un marco de igualdad real de oportunidades.
Qué comentario más idiota, vuelve a leer el articulo.
Me parece lamentable este tipo de comentarios que insultan. Además volver a leer el artículo no afecta para nada lo que dice Carlos Andreu.
A día de hoy el fenómeno es evidente y, tal y como señala el informe del AIBM, los hombres tienen más probabilidades de carecer de título universitario que las mujeres. En las últimas cuatro décadas, el porcentaje de mujeres de clase trabajadora ha descendido 27 puntos porcentuales, mientras que el de hombres de clase trabajadora ha (….falta algo…..) más lentamente, sólo 12 puntos puntos porcentuales.