Desde la masacre en la escuela de Newtown (Connecticut), el debate sobre las armas en EE.UU. se ha centrado en los ataques a colectivos y en la posesión de fusiles de asalto. Sin embargo, muchos más estadounidenses mueren por armas que empuñan contra sí mismos. Casi 20.000 de las 30.000 muertes por armas de fuego en los Estados Unidos, en 2010, fueron suicidios, según las cifras más recientes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, informa el New York Times. La tasa de suicidio ha aumentado en un 12% desde 2003, y suicidarse es la tercera causa de muerte entre los adolescentes.
Los intentos de suicidio con armas son letales en el 85% de los casos, frente a solo un 2% en los que se utilizan fármacos.
Wyoming, Montana y Alaska, los tres estados con las tasas más altas de suicidio, son también los que tienen mayor porcentaje de propietarios de armas. La literatura científica sugiere que “tener un arma en el hogar para proteger a tu familia es como meter en casa una bomba de relojería”.