Todo el mundo coincide en que el sistema de pensiones español no es sostenible en la situación
actual. El aumento de la esperanza de vida, la escasa natalidad, el insuficiente nivel de empleo, exigen
afrontar el futuro de las pensiones con drásticas reformas.
Por eso viene bien recordar las recomendaciones hechas por organismos internacionales (FMI, OCDE, Banco Central Europeo) que se han pronunciado sobre el sistema de pensiones en España. Tienen la ventaja de que su visión no está condicionada por objetivos políticos inmediatos, como ocurre con los partidos políticos, y mira más a largo plazo.
Retrasar la edad de jubilación
Si en algo coinciden estos organismos es en la necesidad de retrasar la edad de jubilación, una recomendación válida para todos los países por la elevación de la esperanza de vida. En España, tras la reforma de 2011, la edad de jubilación se ha ido elevando, y desde los 65,3 actuales llegará a los 67 años en 2027. Pero ya hay países que apuntan más alto, como Dinamarca (74), Holanda (71) o Italia (71). Según las recomendaciones que ha hecho el Banco Central Europeo para toda la zona euro, lo mejor es elevar la edad de jubilación, pues “tendría un impacto fuertemente positivo sobre la oferta de trabajo y el crecimiento”.
Habría que extender los planes de pensiones privados, como complemento de una pensión pública que está destinada a reducirse
En la línea de prolongar la vida laboral, recomiendan también restringir la jubilación anticipada (20% de los pensionistas tienen menos de 65 años) y favorecer la jubilación flexible, que permite compatibilizar trabajo y pensión. Actualmente, en España hay una serie de restricciones para que un jubilado cobre la pensión completa y trabaje, cosa que no sucede en la mayoría de los países de la OCDE.
Necesidad de más cotizantes
Los organismos internacionales subrayan también la necesidad de que aumente la tasa de personas que trabajan. En un sistema de reparto, en el que las pensiones se pagan con las cotizaciones de los trabajadores en activo, la relación entre ocupados y pensionistas es clave. Actualmente hay 2,1 trabajadores por cada pensionista, lo cual está al borde del equilibrio financiero. Y como los cotizantes de hoy son los pensionistas del futuro, el dato inamovible es que el número de pensionistas pasará de los 9 millones actuales a 15 millones en 2050.
Para que haya más cotizantes, el FMI considera que la tasa de actividad de las personas en edad de trabajar debería pasar del 59% actual al 79%, una meta ambiciosa. También dice que haría falta que vinieran 5,5 millones de inmigrantes, para mitigar el envejecimiento y la reducción de la población en edad de trabajar.
Sin un plan de choque, dice el FMI, la tasa de actividad en España bajará al 50% en torno a 2050. Para frenar este declive, plantea una mayor actividad laboral de la mujer y de los trabajadores de edad avanzada.
Además de aumentar el empleo, cabe subir las cotizaciones sociales para que el sistema cuente con más recursos. En la hipótesis que hace el FMI, con el horizonte en 2050, las cotizaciones subirían hasta el 27,3% del salario. Pero subir las cotizaciones perjudica la creación de empleo, así que habría que encontrar un punto de equilibrio.
Esperar menos pensión
Para frenar el gasto en pensiones también cabe reducir la tasa de sustitución, es decir, el porcentaje del salario que corresponde a la pensión inicial. El sistema español está entre los más generosos del mundo, pues la pensión supone un 72% del último salario, cuando la media de la OCDE es un 53%. Este porcentaje empezará ya a reducirse cuando en 2019 entre en vigor el Factor de Sostenibilidad, que liga la pensión inicial a la esperanza de vida en el momento de la jubilación.
Utilizar toda la vida laboral para el cálculo de la pensión es otra de las medidas recomendadas por el FMI, y supondría también una disminución del importe.
Con el Índice de Revalorización de las Pensiones, que entró en vigor en 2014, las pensiones ya no se actualizan anualmente en función de la inflación, sino de las posibilidades financieras del sistema. Tal como están las cosas, lo previsible es que pierdan poder adquisitivo al subir solo un 0,25% anual. El FMI piensa que, para que las pensiones sean socialmente aceptables, habrá que ir revalorizando las más bajas, mientras que las altas quedan congeladas al subir solo el 0,25%.
El complemento de los planes de pensiones privados
Los organismos internacionales recomiendan también extender los planes de pensiones privados, como complemento de una pensión pública que está destinada a reducirse. El FMI piensa que haría falta ahorrar el 5% del salario anual. La OCDE sugiere también que España desarrolle más estos planes como ocurre en otros países.
Los organismos internacionales recomiendan restringir la jubilación anticipada y favorecer la jubilación flexible, que permite compatibilizar trabajo y pensión
Algunos países (Australia, Chile) han hecho ya obligatoria la contratación de alguno de estos planes privados. En otros (Holanda, Dinamarca) son casi obligatorios, a través de acuerdos logrados mediante la negociación colectiva. En Nueva Zelanda hay una afiliación automática a estos planes. En otros países con pensiones públicas relativamente bajas los planes de pensiones privados siguen siendo voluntarios.
En España, tradicionalmente los planes de pensiones privados se han desarrollado poco, porque hasta ahora el importe de la pensión pública en relación con el último salario ha sido alto. El ahorro canalizado hacia los planes de pensiones privados (individuales y de empresa) suponía el 14% del PIB en 2016, mientras que la media de la OCDE era el 50%.
Sin embargo, con la congelación de las pensiones públicas habrá más interés por los planes de pensión privados. Para incentivar este ahorro privado, el gobierno aprobó recientemente dos cambios en el régimen de los planes de pensiones: una rebaja de las comisiones de los gestores, que se comen buena parte de la rentabilidad, y la posibilidad de que el ahorrador retire su dinero a los diez años sin necesidad de que atraviese una situación excepcional como ocurre ahora.
De todos modos, según un estudio del profesor del IESE Pablo Fernández, a la hora de invertir, los planes de pensiones son menos rentables que las empresas del IBEX o los bonos del Estado. Durante el período 2002-2017, los planes de pensiones privados tuvieron una rentabilidad anual del 3%, por debajo del Ibex 35 (8,19%) y de los bonos del Estado a 15 años (4,61%). Y los 20 fondos con mayor número de partícipes no consiguieron ofrecer rentabilidades medias superiores al 1,8%.
Serial “El futuro de las pensiones”
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