Los chinos se van de pesca

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El pasado 2 de mayo, la agencia Reuters publicó que las autoridades de tres países de África Occidental –Guinea, Sierra Leona y Guinea-Bissau– habían realizado un operativo en sus aguas territoriales y abordado a 8 buques pesqueros chinos que faenaban ilegalmente en ellas. Los inspectores africanos no lo hicieron solos: no hubieran podido, pues no tienen los medios, de modo que un barco de Greenpeace, el Esperanza, se encargó de trasladarlos.

El despacho señala que los funcionarios establecieron que los tripulantes asiáticos habían infringido las normas locales de prohibición de la pesca de especies protegidas y del empleo de redes muy tupidas, que se utilizan para aumentar las capturas. Luego de que sus empresas pagaran las multas impuestas por su actuación, algunos de los barcos abandonaron los puertos a donde habían sido llevados, al tiempo que en Pekín un portavoz de la cancillería afirmó que China se oponía “consecuentemente” a todas las formas de pesca ilegal y pidió a las compañías involucradas que operaran legalmente y con respeto a las normas de protección del medio marino.

Pekín ha delegado la responsabilidad del seguimiento y la vigilancia de los buques en manos de la Asociación China de Pesca en Aguas Lejanas, una parte interesada

Solo que el papel, como suele decirse, lo aguanta todo. China, con una flota pesquera de 2.600 buques de gran envergadura, y con 1.300 millones de estómagos que alimentar –aunque no todo va a parar a bocas chinas, como se verá–, lo tiene cada vez más difícil para encontrar lugares en los que poder pescar vorazmente sin salirse de los límites de la legalidad.

La Dra. Dyhia Belhabib, especialista en temas pesqueros en la organización Ecotrust Canada, explica al New York Times que los barcos chinos están entre los que más se saltan la ley en el Atlántico africano, y que apenas comunican el 8% de sus capturas. Los europeos no es que cumplan a rajatabla –declaran el 29%–, pero sin dudas los chinos se llevan la palma de la furtividad. Cuando cae la noche, “la dinámica de la pesca ilegal cambia totalmente y se convierte en un bufé libre”, añade Belhabib.

Graves incidentes en alta mar

¿Por qué irse tan lejos a capturar peces? Porque los grandes bancos pesqueros de los mares circundantes a China han ido desapareciendo paulatinamente debido a la sobreexplotación. Una investigación de 2013 de la Universidad de Columbia Británica concluyó que el 30% de los bancos en aguas chinas se habían agotado y que otro 20% estaba sometido a la sobrepesca.

La solución que ha hallado Pekín es, pues, tomar rumbo a otras latitudes, y lo ha hecho con tanta resolución que hoy China es el primer productor mundial y el principal exportador de pescado, según el informe Estado Mundial de la Pesca y la Agricultura 2016, de la FAO. Al gigante asiático le siguen en producción Indonesia, EE.UU. y Rusia, mientras que en cuanto a exportaciones es secundada por Noruega y Vietnam.

No es de extrañar, además, que al ir a buscarse la vida en aguas ajenas surjan conflictos con otros países. Sus buques han tenido varios incidentes con la marina indonesia en áreas del archipiélago, y además han sufrido algún susto con Corea del Sur. En mayo del año pasado, en un episodio de naturaleza aún más grave, un guardacostas argentino terminó hundiendo a un pesquero chino que intentó embestirlo cuando se vio descubierto mientras faenaba en aguas jurisdiccionales del país sudamericano.

En el caso de los países africanos, los chinos lo tienen bastante más fácil. El reportaje del Times pone como ejemplo el caso de Senegal, cuya pequeña armada no tiene los medios para patrullar eficazmente su extensa zona económica exclusiva (200 kilómetros a partir de la costa). Un capitán senegalés, Mamadou Ndiaye, funcionario del Ministerio de la Pesca, confiesa al diario que su departamento, encargado de perseguir a los que violen las normas, no puede comprar lanchas rápidas ni acceder a imágenes satelitales. Solo cuentan con un avión. “Aun así –añade–, tenemos más que muchos otros países y tenemos que ayudarlos también”.

Más pesqueros, más…

Como una suerte de “efecto mariposa”, las apetencias chinas –y de otros– por los recursos marinos de los más pobres tienen que dejar forzosamente secuelas sociales. La pesca artesanal, fuente de sustento para comunidades enteras en esos países, no puede competir con los medios de captura con que cuentan los grandes productores –un buque chino se lleva de las aguas senegalesas, en solo una semana, el equivalente a lo que atrapan en sus redes los pescadores locales durante todo un año–.

Por otra parte, la edificación en las costas africanas de fábricas de pienso de pescado, destinado a cebar a pollos y cerdos en EE.UU. y Europa, es otro factor que contribuye a reducir la cantidad de pescado disponible para consumo humano y, en consecuencia, la población de la zona tiene que pagarlo más caro.

La mayoría de los países de la costa occidental africana carecen de medios para patrullar eficazmente sus extensas aguas jurisdiccionales y evitar la pesca furtiva

La cosa, sin embargo, solo puede ir a peor. El sitio web ChinaDialogue.net aporta algunos elementos para desestimar en el futuro próximo cualquier cambio de postura de Pekín hacia la insostenible sobrepesca en otros sitios del orbe. El texto explica, por ejemplo, cómo las leyes chinas prohíben el uso de redes de arrastre (que hacen tabula rasa del fondo marino) en las aguas nacionales, pero nada dicen de su empleo en otras zonas del mundo, donde la flota pesquera china las usa alegremente y adonde navega a bajo coste, gracias a los generosos subsidios gubernamentales al combustible.

De igual modo, el citado medio señala que la construcción de grandes pesqueros se ha convertido en una considerable fuente de ingresos para algunas provincias chinas. La de Fujian, en la costa sudoriental, que produjo 500 buques en 2014, piensa fabricar 900 en 2020. Hay, por tanto, presiones hacia Pekín para que esto siga, y mientras más buques, más compañías nuevas dispuestas a utilizarlos, y con ellas el riesgo de que se incremente la pesca ilegal. Según Greenpeace, de las 11 empresas involucradas en episodios de este tipo desde 2014, cinco se crearon después de 2010.

Para poner más “control” sobre lo que hacen sus empresas pesqueras, el gobierno chino ha implantado medidas que rozan el ridículo. Hasta ahora, por ejemplo, era obligatorio comunicarle, cada cuatro horas, las coordenadas en las que se encontraba cada buque. Pues bien: las autoridades han delegado la responsabilidad del seguimiento y la vigilancia en manos de la Asociación China de Pesca en Aguas Lejanas. Al pasar a una entidad privada interesada lo que de hecho es un deber estatal, Pekín obra con la misma ingenuidad con que un despistado, antes de irse de vacaciones, le pide a su vecino chino que le cuide… el perro.

A lo que se ve, voluntad política, poca. Buques, redes y empresarios que se frotan las manos, de eso sí que hay demasiado.

Pero los chinos no fueron quienes empezaron…

Como experta en el tema en Ecotrust Canada, la Dra. Dyhia Belhabib ha realizado investigaciones que han servido de línea directriz para la reformulación de las políticas de pesca de varios países de África Occidental. La especialista canadiense ha respondido a algunas preguntas de Aceprensa:

— ¿Qué cuotas de captura tienen los buques extranjeros en esa área?

— Es muy difícil decir incluso si tienen cuotas de captura. El único país que ha comenzado a fijar cuotas por buque es Mauritania. Más recientemente, Senegal ha acordado una cuota de captura del camarón en forma de un acuerdo de cooperación para desarrollar su propia pesca del crustáceo. Pero los niveles de pesca que estimamos no están relacionados con cuota alguna, porque en principio esos buques no tienen derecho a trabajar en las aguas de esos países. Si hablamos de acuerdos, solo la Unión Europea tiene cuotas, particularmente para la pesca del atún (*). Se trata de capturas totales, no por buque. Todo es tan heterogéneo que para averiguar las cuotas de captura uno necesita investigarlo por sí mismo. Una cosa, sin embargo, es cierta: lo que los pesqueros extranjeros legales reportan como capturas es mucho menos de lo que realmente pescan.

Los barcos chinos están entre los que más se saltan la ley en aguas africanas, y apenas comunican el 8% de sus capturas allí

— ¿Considera Ud. que la sobrepesca en esa zona es un problema originado fundamentalmente por China?

— No. La sobrepesca empezó, en lo fundamental, antes de que la flota china llegara a la región, y está relacionada con la presencia allí de buques europeos en las décadas de 1970 y 1980. Los bancos de peces de grandes profundidades se habían agotado antes de la expansión de la flota china. Hoy, aunque la china, como flota extranjera, se lleva las mayores capturas y sus buques son los mayores responsables de la pesca ilegal, no puede ser singularizada cuando se habla de sobrepesca. Con su práctica de pesca ilegal los chinos son los peores, pero no los únicos, como tampoco cuando se habla de pesca insostenible.

— ¿Qué deben hacer los gobiernos de África Occidental ante el problema de la sobrepesca?

— Creo que el seguimiento y la vigilancia son la clave. Dada la falta de recursos humanos y financieros, es vital que esos países compartan información, y es su responsabilidad ejercitar su derecho a perseguir [a los infractores] en su región. Tenemos el ejemplo del Gotland: el pesquero entró ilegalmente en aguas de Senegal, y cuando fue detectado huyó a Mauritania, pero este último país se negó a perseguirlo, a pesar de la existencia de un acuerdo regional.

Es también su deber compartir datos acerca de las flotas pesqueras autorizadas a faenar en sus aguas, pues es altamente probable que buques que pescan ilegalmente en un país tengan un acuerdo de acceso a uno vecino, y ocurra que lo usen como refugio. Tengo grandes esperanzas de que el Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto (**) sea adoptado por muchos de esos países, así como que se incrementen las campañas contra la pesca ilegal en la región.

SÍ se puede notar que esos Estados están ahora desplegando sus posibilidades y esfuerzos para capturar a los infractores, incluso aunque implique involucrar a Greenpeace, Sea Shepard Conservation Society, etc. Todo esto es positivo, tanto como lo es el incremento del monto de las multas contra la pesca ilegal.


* Según la web de la Comisión Europea, la UE tiene acuerdos para la pesca del atún en aguas africanas con Cabo Verde, Costa de Marfil, Santo Tomé y Príncipe, Madagascar, Senegal, Liberia y Seychelles.

** El denominado Acuerdo sobre las Medidas del Estado Rector del Puerto, aprobado por los miembros de la FAO en 2009, persigue prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

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