Drogas

En una ciudad de Ohio se han reducido a la mitad los fallecimientos por consumo de opiáceos. La administración y la gente común han trabajado para ello.
Legalizado el cannabis, el gobierno intenta ahora apartarlo de los adolescentes.
En Oregón, los dispensarios de marihuana con fines terapéuticos están desapareciendo, mientras crece el negocio de la marihuana recreativa.
Un año después de la legalización de la marihuana en Uruguay, el narcotráfico se mantiene firme y los índices de violencia y crimen se han disparado.
Varias ciudades adoptan regulaciones más estrictas para evitar los problemas sociales derivados del consumo.
La ola de muertes por uso de calmantes opiáceos en EE.UU. no tiene réplica en Europa, pero no hay que bajar la guardia: España está a la cabeza en el uso indebido de esos fármacos.
La próxima legalización de la marihuana en Canadá ha provocado un frenesí de opas y fusiones en el sector del cannabis.
La fácil prescripción de analgésicos opiáceos en EE.UU. le ha allanado el camino allí a un narcótico más letal: el fentanilo, que empieza a introducirse en Europa.
A poco más de un mes de la puesta en marcha de la iniciativa, las instituciones bancarias anuncian que cerrarán las cuentas de las farmacias que comercializan cannabis recreativo.
El consumo de opioides, aunque cinco veces menor que el de cannabis, ha causado la mayor parte de las sobredosis mortales, según el Observatorio Europeo de las Drogas.
A las áreas de cultivo de coca, hoy en expansión en el país sudamericano, se suman las de la marihuana, aunque estas con la bendición de Bogotá.
Ahora que las leyes se van volviendo más permisivas, los especialistas empiezan a preocuparse por cómo reducir los daños del consumo del cannabis.
En EE.UU. ha aumentado el porcentaje de embarazadas que consumen cannabis, pese a las voces que alertan, desde el mundo de la ciencia, sobre los peligros reales de esta droga.
Pese al rastro de muerte que están dejando los fármacos opiáceos en EE.UU., se hacen experimentos médicos con drogas duras de toda la vida.
La legalización del cannabis no está saliendo según lo previsto. El mercado lícito no arranca, y el clandestino se expande.
La agencia antidroga norteamericana (DEA) no cree demostrados los efectos medicinales de la marihuana, mientras Colombia quiere convertirlos en la base de una industria.
Aunque la diversión ha estado asociada tradicionalmente con el consumo de alcohol, las opciones “0,0” están cobrando cada vez más fuerza entre un sector de jóvenes.
Además de deteriorar las facultades cognitivas y la motivación, el consumo de cannabis en la adolescencia puede desencadenar enfermedades mentales.
Si hay que abandonar la política antidroga por ser irreal, la ONU debería abandonar también la lucha contra la pobreza, la prostitución o la trata de personas.

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