Abusos Sexuales

El Papa levanta el secreto pontificio sobre las causas de abusos de menores, a fin de facilitar la colaboración con las autoridades civiles y las víctimas.
El cardenal pierde su apelación en un tribunal dividido: uno de los tres jueces sostiene que un único testimonio contra Pell no basta para condenarle.
Cuando se cumple un año del polémico informe sobre abusos sexuales del clero, un análisis pone sus conclusiones en un contexto que el fiscal omitía.
Kristen McQueary, del consejo editorial del “Chicago Tribune”, pone a la archidiócesis como ejemplo de respuesta diligente a la crisis de los abusos sexuales a menores.
Las nuevas disposiciones sobre las obligaciones de los obispos y sobre los procedimientos para responder a las denuncias van más allá que el vademécum para las diócesis que se había anunciado.
El Papa emérito señala causas como la revolución sexual, la crisis de la teología moral, la relajación en los seminarios o la falta de energía para imponer penas canónicas.
La condena al arzobispo de Lyon por no haber denunciado casos antiguos de abusos de menores suscita importantes cuestiones sobre cómo un obispo habría de afrontar situaciones de esa clase.
En la reunión de Roma han salido temas más difíciles y discutidos, como la “tolerancia cero” o el celibato.
La reunión de obispos y superiores religiosos con el Papa ha subrayado la centralidad de las víctimas, la necesidad de transparencia y el papel de los laicos.
En Australia, a algunos comentaristas les preocupa que se le haya declarado culpable solo por la credibilidad otorgada al acusador, así como la parcialidad de los medios y de la policía.
Cuáles son los principales temas planteados en la reunión del 21-24 de febrero y qué ha hecho la Iglesia hasta ahora.
Para ofrecer una buena información no solo hace falta que los hechos transmitidos sean ciertos, sino también enmarcarlos en el contexto adecuado.
Al hablar de los abusos, el informe del fiscal no distingue la distinta respuesta según diócesis, obispos, ni periodos de tiempo.
El jurado lo declaró culpable de abuso de menores basándose en la credibilidad del único testimonio en su contra.
A pesar de sus deficiencias metodológicas, un informe encargado por la Conferencia Episcopal revela que se trata de un problema al que la Iglesia católica ha de enfrentarse con mayor fuerza.
Abolir el secreto sería contrario a la libertad religiosa y no protegería más a los niños.
Un comité del Parlamento británico señala el fracaso del sector de ayuda humanitaria para atajar los abusos sexuales de su propio personal.
La investigación confirma las tendencias observadas en otros casos y subraya la negligencia de los obispos.
Con motivo de las revelaciones en Pensilvania, Francisco ha escrito una carta para concienciar a todos los fieles del dolor de las víctimas y reafirmar la lucha de la Iglesia contra la pedofilia.

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