Con una tirada de 3 millones de ejemplares, las memorias de Michelle Obama, que se han traducido a 31 idiomas, han invadido las librerías y las páginas de los periódicos de todo el mundo. Lo primero que el lector se puede preguntar, cuando algunos políticos estadounidenses están haciendo públicas sus candidaturas, es si Michelle se va a presentar en 2020. Y es al final, en el epílogo, donde encontramos la respuesta: “No tengo la menor intención de presentarme a un cargo público, nunca. Jamás he sido aficionada a la política, y mi experiencia de los últimos años ha contribuido poco a cambiar eso”, señala.
Pero ¿cuál es el mensaje que la ex primera dama quiere transmitir con este libro? De acuerdo con su marido, sus memorias tratan de “la quintaesencia del sueño americano”. Michelle nació en un barrio pobre de Chicago, el South Side, en el seno de una familia de clase trabajadora; estudió en un colegio público y, gracias a sus dotes y al trabajo duro, pudo llegar a Princeton y Harvard. Trabajó después en un importante despacho de abogados. Según explica en estas páginas, el interrogante que ha tenido siempre en cuenta durante su trayectoria ha sido: ¿soy lo bastante buena para esto?
Mi historia , sin embargo, no es un relato sobre el éxito personal, sino un ensayo en el que Michelle reflexiona sobre la vida. En su caso, le marcó el fallecimiento de una de sus mejores amigas, así como el de su padre, enfermo de esclerosis múltiple. Fue en esos duros momentos cuando se planteó seriamente si era feliz y si el trabajo que desempeñaba la llenaba.
Otro de los temas principales del libro es la importancia de comprometerse socialmente y del servicio a la comunidad en la que cada cual vive. En su caso, ha sido especialmente importante su contacto con la minoría anfroamericana. Recuerda algunas iniciativas sociales que puso en marcha ya en la Casa Blanca, como las ayudas a las familias de los militares, la promoción de la alimentación saludable o de la educación de las niñas.
También cuenta cómo conoció a su marido, Barack, y describe la disparidad de sus caracteres: ella, ordenada y realista; él, caótico e idealista. Al hilo de su vida doméstica, reflexiona sobre la importancia de conciliar la exigente vida profesional y la maternidad. Y revela –como se ha encargado de difundir la prensa– que recurrieron a la fecundación in vitro y que asistieron, ante determinadas dificultades familiares, a terapia de pareja.
El libro se vuelve más político cuando llega el momento de narrar las elecciones presidenciales en las que ganó Barack. Michelle detalla cómo afectó el poder a su existencia: la separación física, los preparativos, el día a día en el “ala oeste”, los guardaespaldas, etc. Y, sobre todo, cómo servirse de la política para lograr cambios desde una posición, como la de primera dama, cuyas funciones no están definidas.
Se trata, en definitiva, de un libro ameno, de fácil lectura. Apenas se mete en charcos ideológicos, aunque evidentemente describe la realidad desde un punto de vista afroamericano y demócrata. Las memorias de la ex primera dama son un relato introspectivo sobre los principales acontecimientos de su vida y de cómo afrontó diversos retos para salvaguardar a su familia.