En 2022, Andrés Trapiello publicó la edición ampliada de un extenso reportaje, con sus dosis de ficción, sobre un atentado terrorista que tuvo lugar en Madrid en 1945 contra una sede de la Falange, en el que hubo varios muertos. Aprovechando el contexto de este libro, Madrid 1945: La noche de los Cuatro Caminos, todavía con las cicatrices de la Guerra Civil muy visibles, Andrés Trapiello (1953) ha escrito Me piden que regrese, que transcurre muy poco tiempo después de este atentado cometido por unos guerrilleros urbanos del Partido Comunista.
El libro cuenta el regreso a Madrid de Benjamín Smith, ahora ciudadano norteamericano que trabaja para los servicios secretos de aquel país. Benjamín tuvo que abandonar España de manera precipitada y, después de un largo periplo, acabó instalándose en Estados Unidos, donde sus habilidades como tipógrafo le abrieron la puerta para trabajar de espía. Vuelve a Madrid haciéndose pasar por un adinerado experto en arte con el fin de engatusar a algunos gerifaltes del franquismo que se habían hecho millonarios con las obras de arte que acopiaron durante la Guerra Civil.
Su llegada no pasa desapercibida a la policía, que piensa que Smith puede ser la cabeza del alicaído Partido Comunista, que, aunque asediado, mantiene viva la llama de la resistencia con los maquis y con algunos atentados urbanos. Smith, que se aloja en el lujoso Hotel Palace, conoce en una fiesta a Sol Neville, con la que vivirá intensas aventuras que tienen como trasfondo el interés por parte de Estados Unidos de cambiar el rumbo de la política española, en un momento en que la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin.
La novela muestra con un detallismo muy trabajado cómo era Madrid en la década de los cuarenta del pasado siglo, cuando estaba recuperándose de una Guerra Civil que había dejado la capital bastante demacrada. Trapiello describe cómo era el Madrid en blanco y negro de los barrios populares y también el esplendor de la alta sociedad, repleta de políticos, militares, diplomáticos, empresarios, espías, que se dan a la buena vida en el Palace, Pasapoga, Embassy…
El narrador de la novela se identifica con el propio Trapiello, que en ocasiones se cuela en la narración aportando datos del futuro, comentarios irónicos y algunas observaciones metaliterarias sobre la marcha de una narración que huye de manera deliberada de los cánones de la novela de aventuras tradicional para incorporar reflexiones de calado sobre la posguerra, el amor, los ideales, el patriotismo. Ofrece Trapiello un punto de vista que esquiva las visiones simplistas, sin buenos ni malos, sin blanquear ni ennegrecer nada.
A la novela le puede faltar un ritmo más constante, pues muchos capítulos ralentizan el desarrollo del argumento principal. En algunos pasajes hay un exceso de florituras en el estilo, especialmente en los diálogos entre Sol y Smith, demasiado literaturizados.
En cualquier caso, la novela es brillante en su estilo, y presenta con rigor los claroscuros de los primeros años del franquismo a través de una historia pasional protagonizada por dos personajes bastante inusuales.