La forma más fácil de entender el comunismo es leer Rebelión en la granja, de George Orwell. Ahora bien, si lo que se desea es conocer cómo la barbarie y la anulación de las conciencias se fue infiltrando de un país a otro, partiendo del modelo de Mao, lo mejor es acercarse a Maoísmo. Una historia global, obra ganadora del Premio Cundill de Historia en 2019.
El libro de Julia Lovell, que enseña historia y literatura chinas en la Universidad de Londres, ha sido muy bien recibido por la crítica, pues reconstruye una dimensión del comunismo a la que se presta menos atención. De hecho, el maoísmo está formado por un conjunto contradictorio de ideas que no siempre encuentra acomodo en el marxismo tradicional.
Desde que Mao y Stalin rompieron relaciones, comenzó entre ambos una competición por encabezar la revolución mundial. Con el fin de superar a los soviéticos, China empleó una agenda no occidental y anticolonial, mezclando poder blando y duro, es decir, centrándose tanto en la difusión de ideas como en la inversión del más del 5% del presupuesto nacional en ayuda exterior.
Después de analizar el pensamiento de Mao y revelar cómo se difundió en Occidente mediante libros como La estrella roja sobre China, de Edgar Snow, Lovell nos sumerge en un viaje mundial con diferentes escalas para explicar la adaptación del maoísmo en países tan dispares como Perú, Tanzania, Vietnam y Francia, así como su reinstalación en la China actual.
Incluso para la propia República Popular, el legado de Mao es controvertido. Aunque las tiendas estén repletas de souvenirs con su rostro, el Partido Comunista reconoció en 1981 que la Revolución Cultural había producido “serias pérdidas”, lo cual no parece ser obstáculo para que, en opinión de Lovell, China sea hoy cuasimaoísta. En efecto, con independencia de su evolución económica, el presidente chino Xi Jinping está volviendo a emplear prácticas maoístas para controlar políticamente a la población.
Maoísmo es un libro sobrecogedor y evidencia la hipocresía de unos dirigentes opulentos en una sociedad llena de sufrimiento y miseria. El ensayo se lee con fluidez. Sin ser una biografía de Mao, ni una obra de historia política o cultural, puede ser un buen complemento a la obra de Dikötter. Se parece más a un libro de Kapuscinski porque, con el fin de explicar la manera en que el maoísmo prendió, recurre al testimonio de personas corrientes y ayuda a entender mejor nuestro mundo.