En 2003 la Universidad de Oxford creó el Centro Uehiro de Ética Práctica. Gracias a un generoso mecenazgo, por sus aulas han pasado multitud de investigadores de todo el mundo. En 2007, el centro comenzó un blog de divulgación en el que sus colaboradores compartían sus investigaciones con un público más amplio. Los filósofos miran hacia el mundo es una selección de 62 entradas del blog escritas por 50 profesores y reunidas en diversos bloques temáticos. En total, el blog tiene más de 2.000 artículos, por lo que uno podría suponer que los textos seleccionados serán de gran calidad. Sin embargo, hay artículos relevantes y otros de dudoso interés.
Empezando por lo más positivo, hay desde un sensato texto de Peter Singer sobre la importancia de llamar a las cosas por su nombre a la hora de luchar contra el terrorismo yihadista, hasta una buena reflexión sobre la moralidad de la publicidad y el mercado de la atención en Internet. Los escritos están motivados por algún suceso actual, de modo que que la obra permite observar de cerca los grandes problemas que debemos abordar en las próximas décadas.
Otros textos, en cambio, revelan la escasa formación filosófica de sus autores. El fondo de la mayoría de artículos es marcadamente utilitarista. Y no es extraño, puesto que el Centro Uehiro se ha convertido en uno de las instituciones académicas más empeñadas en la difusión de la mentalidad transhumanista. Así, por ejemplo, en algunos artículos se defiende, con toda naturalidad, la necesidad de gestar a los bebés en úteros artificiales, la conveniencia de aceptar hasta tres madres biológicas o la legalización de las drogas en el deporte.
En algunos casos, las argumentaciones tienen poco fundamento, como cuando se discute el derecho de los presos a llevar armas para protegerse o se defienden las relaciones maritales entre más de dos personas. En particular, la visión que transmite el libro sobre la religión cristiana y el catolicismo es bastante reduccionista, por ejemplo, cuando discute el matrimonio homosexual o la posibilidad de ser un buen católico y estar en contra de la jerarquía o cuando plantea si los matrimonios conservadores deberían tener derecho a adoptar.
No deja de ser paradójico que en la misma universidad en la que C.S. Lewis defendió con tanta inteligencia la existencia de la naturaleza humana y la necesidad de respetarla, surja un movimiento que pasa por alto que la ética no tiene que ver solo con los efectos externos de nuestros actos, sino que también produce consecuencias inmanentes en la persona que actúa.
Sin embargo, el libro puede ser de interés para profesores universitarios y un público culto, ya que sirve para conocer los argumentos que se ensayan desde un lugar intelectualmente relevante.