Liberalismo, catolicismo y ley natural

Encuentro.

Madrid (2013).

351 págs.

21 € (papel) / 9,99 ç (digital).


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 3/14

Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla, Francisco Contreras selecciona en este libro un conjunto de trabajos recientes y los agrupa en cuatro capítulos: “Europa”, “Catolicismo”, “Liberalismo” y “Ley natural”. Un capítulo introductorio, escrito para la ocasión, anuncia las tesis principales del libro, que se pueden sintetizar en tres puntos. Primero, el liberalismo –caracterizado por el gobierno limitado, los derechos humanos y el libre mercado– surge en Occidente porque solo podía hacerlo en un sustrato cultural adecuado como es el cristiano. Segundo, fue el liberalismo político y económico el que permitió a Occidente construir a partir de 1800 las sociedades más habitables de la historia. Tercero, la descristianización y la erosión del Estado liberal que se viven en Occidente han progresado de la mano y nos han sumido en una completa desorientación. En los capítulos sucesivos nos presenta algunos campos en los que esa crisis resulta más visible y preocupante: el suicidio demográfico de Europa, la autonegación de sus raíces culturales cristianas, la marginación de los creyentes, la hipertrofia del Estado del bienestar, etc.

Contreras argumenta con brillantez, claridad y siempre desde la actualidad. Así, por ejemplo, cuando habla de la necesidad de un nuevo lenguaje para la cultura de la vida en Europa, de las relaciones entre fe y razón, o de la laicidad del Estado sus planteamientos resultan no solo consistentes sino persuasivos. Concretamente el capítulo que dedica al iusnaturalismo y al positivismo jurídico es un modelo de cómo tratar un tema de difícil comprensión para el no iniciado de forma que no solo resulte asequible sino que evidencie la trascendencia de optar por una u otra visión acerca del Derecho.

Mi principal reserva tiene que ver con la presentación y defensa que hace del liberalismo económico. Ciertamente, como dice él, no puede haber libertades personales y políticas en una sociedad si no hay también libertad de mercado. Pero una economía de mercado no se identifica con el capitalismo, ni exige la desaparición del Estado social, como viene a proponer, ni del poder moderador del Estado sobre el mercado. Cuando se hace, pasamos de la economía de mercado a la sociedad de mercado, en la que todo –hasta los propios individuos– pasa a estar en venta y el “descarte” de vidas humanas se convierte en un inevitable efecto colateral del sistema. La actual crisis económica, a la que extrañamente no se hace referencia en el libro, pone de manifiesto la diferencia que existe entre el libre mercado y el capitalismo financiero desregulado, como ha señalado entre otros Jesús Ballesteros (en: Globalization and Human Rights, 2012).

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.