Merecido homenaje a quien supo querer, con unas condiciones humanas e intelectuales excelentes, que puso generosamente al servicio de los demás a lo largo de su vida. Un extraordinario lector, un crítico avispado, que contagiaba ese amor a los buenos libros, Pedro de Miguel (1956-2007) falleció con cincuenta y un años, pero ha dejado una huella firme en quienes le conocieron.
Joseluís González, que compartió con él diversas aventuras culturales, se ha ocupado del prólogo y de la selección de los textos, que se agrupan en cuatro series. Letras enredadas es una selección de posts del blog del autor, así llamado. Son textos breves, llenos de humor, de anécdotas cotidianas, de las que Pedro sabía sacar sabias consideraciones. Con el título de La aventura de nuestro tiempo, se incluyen las columnas que escribió mensualmente en la revista Nuestro Tiempo, de la que fue director, entre 1992 y 1999. Aquí el tono es más pausado, más reflexivo, pero el trasfondo es el mismo: la búsqueda de la verdad, del bien, la crítica inteligente, el rechazo de tópicos, a partir de una anécdota o de un dato iluminador, y con los toques habituales de ironía para llegar a conclusiones valientes.
En “Artículos”, se reúne una selección de colaboraciones publicadas en diversos periódicos, como Deia, El Mundo, Diario de Navarra y Diario de Noticias, entre 1989 y 1996. Temas culturales, comentarios sobre acontecimientos del momento, para denunciar lo que consideraba falso o injusto. En “Cuentos”, la parte final del libro, figuran doce narraciones. Se trata de varios microrrelatos y de otros más extensos. Pedro de Miguel muestra sus dotes de narrador, con textos de temas y de forma variados, fruto de su experiencia y de su enorme sabiduría como lector.
Merecen mención aparte las referencias a cuestiones lingüísticas, sobre todo a juegos de palabras (palíndromos, asociaciones de significados y de sonidos…), muestras de una notable sagacidad y sobre todo de un gran interés por el lenguaje, ese gran don que tan a menudo se desprecia. Interés relacionado sin duda con la defensa que Pedro de Miguel hizo siempre de la libertad y de la dignidad de las personas. Y todo dicho con una prosa cuidada, clara, rica que uno lee casi sin darse cuenta.