La luz del norte

La luz del norte

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALNōsu raito

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2024)

Nº PÁGINAS432 págs.

PRECIO PAPEL21,85 €

PRECIO DIGITAL9,49 €

TRADUCCIÓN

La Residencia Y fue el mayor logro del arquitecto japonés Minoru Aose, que dio lo mejor de sí mismo en el diseño de esa casa de madera, con vistas a un monte y bendecida por la luz del norte. Sin embargo, la familia Yoshino, para la que realizó ese trabajo, nunca llegó a mudarse al nuevo hogar, que quedó sin amueblar a excepción de una silla, obra del arquitecto alemán Bruno Taut, quien, en los años treinta del pasado siglo, residió un tiempo en Japón.

La búsqueda que Aose emprende de los Yoshino y el rastreo de la memoria del citado Taut constituyen el ingrediente base de esta novela, la segunda que se publica en español de Hideo Yokoyama, tras el éxito de Seis Cuatro. Al igual que en la anterior, su autor, exreportero de investigación, rechaza los golpes de efecto y no se apresura con la caracterización de los personajes ni con el desenvolvimiento de la trama, cuya resolución no provocará ningún desmayo. Los matices del cielo, el inventario de los pájaros que lo surcan o el credo estético de los distintos personajes tienen tanto peso como las entrevistas de Aose, que parecen llevarlo a un callejón sin salida.

En efecto, el protagonista habla con unos y con otros y, de este modo, se va conociendo a sí mismo, con el lector como testigo de su infancia itinerante, su trabajo para la agencia de su jefe Okajima, que está compitiendo en un concurso de arquitectura, y las secuelas de su divorcio, con una hija, Hinako, a la que apenas ve y a quien, en un momento dado, confiesa que “siempre he querido una casa en la que pudiera instalarme de forma definitiva” (y esa mitografía del hogar perdido es, en última instancia y como no podía ser de otra manera, la clave del enigma).

Sus pesquisas se subordinan, pues, a esos cuadros en movimiento que, con un estilo lírico, sutil, insinuante y hasta un punto espectral, nos acercan también a la cultura y la sociedad nipona, y, en particular, a ese flujo y reflujo constante entre lo viejo y lo nuevo, muy evidente en su arquitectura. Las referencias a la burbuja económica y a la corrupción completan el tapiz y nos muestran la cara B de un país que, al igual que Minoru Aose, luchó mucho para salir adelante y posicionarse en el mundo.

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