Primera novela de la autora, la periodista Paula Hawkins, nacida y criada en Zimbabue y residente en Londres desde 1989. La chica del tren se ha convertido en poco tiempo en un fenómeno editorial internacional, también en España.
La novela, de planteamiento original aunque un tanto forzado, gira alrededor de tres mujeres y dos hombres y un misterioso caso de asesinato pendiente de resolver Son las mujeres quienes alternativamente van dando su versión de los hechos y solo a medida que avanza la acción las vemos relacionarse.
Rachel es la primera que aparece. Divorciada, alcohólica y sin trabajo, vive en casa de una amiga a la que engaña diciéndole que sigue trabajando. Todos los días toma el tren desde el suburbio donde viven con destino a Londres y vuelve por la tarde fingiendo una total normalidad.
Este tren es el hilo conductor del relato. En él, Rachel pasa todos los días junto al jardín trasero de su antigua casa, donde sigue viviendo su exmarido con otra mujer, y un semáforo detiene el tren frente a otra casa en la que vive una pareja a la que ha idealizado y ha puesto nombres ficticios (Jess y Jason). Lo que imagina y ve desde el tren tal vez sean solo apariencias, aunque también puede encerrar la solución al caso de asesinato que investiga la policía y en el que Rachel quiere colaborar con su insólita interpretación de los hechos, a pesar de la desconfianza de la policía.
La autora sabe cómo contar una historia con sus dosis de intriga social y policial, y ha acertado, sobre todo, al penetrar y describir la psicología de tres mujeres muy distintas que aportan una singular visión de la mujer en la desestructurada sociedad en que vivimos. El interés sociológico de la novela se manifiesta también en sus reflexiones sobre el matrimonio, las relaciones hombre-mujer y en la generalización de un estilo de vida que rechaza cualquier norma. Casi todos los personajes derrochan realismo y son egoístas, viven desorientados y sin principios y están sumergidos en un rumbo incierto en la vida. Este cóctel de personajes y situaciones da lugar a una atmósfera amoral en la que no faltan algunas escenas de sexo y situaciones poco elegantes.
En conjunto, sin ser una novela de gran calidad, la novela sorprende por su estructura y forma tan original y por su modo de narrar, nada convencional. La autora consigue así el objetivo de incrementar la intriga y suscitar el interés por lo que está pasado, que se extiende además al análisis que hace de la sociedad actual, con sus luces y sus muchas sombras.