No es lo mismo dejar los propósitos para mañana que concretar una hora para lo que deseamos hacer, ya sea ir al gimnasio o terminar con esa tarea que una y otra vez posponemos. Sabemos, además, que en los viajes es más difícil mantener las rutinas o que sucumbimos a las compras. Pero ¿por qué actuamos así?
Para responder a estas preguntas y enseñar a construir hábitos existen numerosos canales de YouTube dedicados a la productividad y la mejora personal, como el de Matt D’Avella, que promueve el minimalismo, o el de Nathaniel Drew, que explica las técnicas de los genios para estimular la creatividad. Cuentan con muchos seguidores, lo que revela la preocupación de las nuevas generaciones por la autoayuda y la superación. En este tipo de canales, Hábitos atómicos, escrito por James Clear, autor de un exitoso blog dedicado al desarrollo personal, es uno de los libros más citados.
Clear comienza el libro narrando un accidente que le llevó al borde de la muerte y la lección que extrajo de su experiencia: “Los hábitos que en un principio pueden parecer pequeños y poco significativos, se transformaran en resultados extraordinarios si tienes la voluntad de mantenerlos durante varios años”. Además, explica que la calidad de nuestra vida depende de la clase de rutinas que implementemos, pero que lo importante no son cambios radicales, sino pequeños y significativos.
Es cierto que Hábitos atómicos no cuenta nada nuevo sobre cómo consolidar hábitos. Sería sorprendente que lo hiciera, puesto que la única manera de habituarse a algo es repetir una acción hasta que la resistencia sea cada vez menor. Ahora bien, Clear logra sistematizar y desentrañar el proceso, desde lo que denomina la señal, pasando por la respuesta que esta origina y hasta llegar a la recompensa para reforzar la conducta. Piensa que, si deseamos adoptar un determinado hábito, lo principal es convertirlo en algo obvio, hacerlo atractivo, fácil y satisfactorio. Por el contrario, para evitar una determinada acción que repetimos con insistencia, hemos de seguir el camino opuesto.
El libro añade un elemento más al proceso. Según el autor, nuestra identidad −la imagen que cada uno tiene de sí mismo, como lector y deportista o como perezoso y comilón, por ejemplo− es decisiva porque moldea nuestra forma de actuar y, por tanto, condiciona nuestros hábitos. Anima a pensar quiénes queremos ser y, desde ahí, concretar los hábitos que identifican a ese tipo de persona.
Hábitos atómicos es un libro de fácil lectura y estimulante. Cada capítulo parte de una historia real que desvela el proceso de creación de hábitos. Clear dice basarse en la ciencia, en teorías cognitivistas y conductistas, para desarrollar sus ideas. Puede que el libro ponga los hábitos, que son un medio, por encima de los fines y que mantenga una actitud individualista. Pero es una lectura interesante para mentores, personas con responsabilidades directivas y educadores, pues da pistas y claves sobre la mejora personal que deben tenerse en cuenta.