Christiane Nüsslein (Premio Nobel de medicina en 1995) explica en este libro cómo surge la vida en el momento de la fecundación y cómo se desarrolla ésta en el útero materno. Nüsslein-Volhard cursó estudios de Biología, Química, Física y Bioquímica, siendo desde 1985 la directora del Instituto Max Planck de biología de Tubinga, en Alemania.
Su fuerte es el estudio de la influencia que ejerce la genética en el desarrollo embrionario del feto. El primer capítulo es introductorio y trata sobre la teoría de la evolución, entendida como el marco general en el que se mueve toda la biología contemporánea y, por tanto, la genética y la embriología. A continuación explica los fundamentos de la biología celular y molecular. Siguen unos capítulos destinados a explicar cómo los genes controlan el desarrollo embrionario hasta generar la morfología propia de cada especie. Y luego se analizan algunos de los procesos celulares más importantes que intervienen en la formación de patrones morfológicos y en el desarrollo embrionario.
En los últimos capítulos, dedicados de un modo específico al ser humano, se abordan toda una serie de cuestiones bioéticas tales como: la manipulación genética, el estado actual de la clonación de animales (algo técnicamente muy difícil de conseguir y también muy costoso) y humanos (algo técnicamente imposible a corto y medio plazo), la fecundación in vitro, el estudio con células madre embrionarias humanas, la terapia génica o los “bebés de diseño”.
Aunque no se trata de un simple libro de divulgación científica, pues en algunas ocasiones el vocabulario puede resultar excesivamente técnico; tampoco resulta difícil de entender al lector medio, ya que todos los términos se explican en el mismo momento en que se usa; asimismo se incluye al final un glosario que también ayuda lo suyo. La investigadora alemana pone en manos del lector un libro de gran interés para todos los que quieran profundizar en este campo de la ciencia.
El libro acaba con unas reflexiones un tanto ambiguas sobre la condición moral del embrión. Como no puede ser de otra forma, Nüsslein se plantea: “¿A partir de qué momento un conjunto de células se considera un ser humano?”. Aunque ella reconoce que no corresponde a la Biología establecer el estatus moral del embrión, parece mostrarse partidaria de aprovechar el excedente de embriones humanos procedentes de la fecundación in vitro a favor de la investigación médica. Al fin y al cabo, según ella: “Es en el momento de nacer cuando el ser humano en desarrollo se convierte en un organismo separado y autónomo (…) Ahora sí es un ser humano con todos los derechos” (p. 211). Pero tampoco después del nacimiento el bebé es un ser autónomo, que no necesite de otros para sobrevivir.
Choca un tanto estas declaraciones cuando al principio del libro ha dejado bien claro que: “El desarrollo embrionario es un proceso predecible: de un huevo de mosca sale una mosca y de un huevo de pez, un pez. Es decir, de un modo general, los hijos se parecen a los padres. Esto es la herencia o genética” (33 y 16). Por consiguiente podemos tener la certeza que de un óvulo de mujer fecundado por un hombre sale (siempre) un ser humano. ¿Cuál es entonces la base para dudar de la dignidad personal del embrión humano?