Cómo se eligen nuestros representantes políticos, qué tipo de sistemas electorales hay en diversos países y cómo es el español; cuántos votos vale un diputado en Teruel, en Madrid o en Barcelona; cómo funcionan y se forman los poderes legislativo, judicial y ejecutivo en España; qué lugar ocupan los territorios en la política y qué explicación tiene, por ejemplo, el cupo vasco; qué importancia poseen hoy las ideologías, si es que todavía existen; qué significan y qué papel juegan en la política términos como nacionalismo, conservadurismo, progresismo, liberalismo, anarquismo, feminismo o ecologismo; de qué van realmente la política y la democracia; en fin, de dónde viene todo esto, cómo funciona y cómo hemos llegado hasta aquí.
De éstas y otras muchas preguntas se hace cargo el nuevo libro de Pablo Simón (Arnedo, La Rioja, 1985), quizá uno de los politólogos españoles con mayor notoriedad en este momento, debido a su presencia habitual como analista en prensa, radio y televisión. Este joven profesor de la Universidad Carlos III hace gala en sus intervenciones de una extraordinaria capacidad didáctica y arroja luz la dinámica política y social de hoy.
En este libro huye deliberadamente de la pretensión de proporcionar una profunda fundamentación de los conceptos y praxis políticos en que se basa la democracia. Se trata, más bien, de un mapa didáctico espacio-temporal pensado para ayudar a un lector sin gran bagaje conceptual a adentrarse en las intricadas veredas de la política. El subtítulo Una guía para novatos resulta totalmente pertinente.
No obstante, no se trata de un libro, digamos ligero, en el sentido de superficial. La lectura, ciertamente, es ágil, pero se aprende mucho. El éxito de la obra se debe más bien a conjugar la claridad de la exposición con proporcionar una base suficiente para entender mejor el terreno de juego en el que se mueve la política del día a día. En fin, posee la pedagogía propia de un buen profesor acostumbrado a lidiar con estudiantes a los que es preciso hacer atractiva, a la vez que comprensible, la materia.
Otro acierto del libro reside en el equilibrio conseguido entre lo local –más interesante para el lector español– y lo internacional. De esta manera, la comprensión de la política española se enriquece al compararla con las de otros países. La comparación relativiza, a la alta o a la baja según el caso, las singularidades españolas: tenemos nuestras peculiaridades, que a veces no son tan acusadas como pensamos, pero que, en todo caso, se aprecian con más fundamento si las comparamos con lo que se hace en otros países, o si las integramos en su perspectiva histórica. Otro equilibrio conseguido por el autor es la imparcialidad: el libro desea ser un acercamiento lo más neutral posible a las bases de nuestros sistemas democráticos, de manera que su contenido resulte útil a cualquier “novato”, al margen de su alineamiento ideológico.
El libro concluye con una declaración de cuál era su pretensión al escribirlo: proporcionar “un repaso del conocimiento que tenemos acumulado sobre ideas, instituciones y agentes”. ¡Misión cumplida!, cabría añadir. Da la impresión de que el libro va a ser un éxito.