La profesora Mary Ann Glendon es bien conocida entre los lectores de Aceprensa, al menos desde que Juan Pablo II la designó en 1995 para presidir la representación de la Santa Sede en la Conferencia de Pekín sobre la mujer. Tuvo también gran eco mediático su renuncia a la máxima distinción de la Universidad de Notre Dame, la Laetare Medal, porque iban a imponérsela en la ceremonia de graduación de 2009, en la que el presidente Barack Obama sería nombrado doctor honoris causa. Con su coherencia manifestó silenciosamente la ligereza de las autoridades académicas de la que es quizás la principal universidad católica de Estados Unidos.
Repasa ahora en su último libro esos momentos y otros decisivos de su vida, en el contexto de su relación espe…
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