El loco de Dios en el fin del mundo

El loco de Dios en el fin del mundo

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2025)

Nº PÁGINAS488 págs.

PRECIO PAPEL23,90 €

PRECIO DIGITAL11,99 €

GÉNERO

Meses antes de la visita que el Papa realizó a Mongolia en septiembre de 2023, el escritor Javier Cercas (Cáceres, 1962) recibió una llamada del Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede con la inesperada propuesta de hacer el viaje con Francisco y con los periodistas que suelen acompañarlo, y después contar su experiencia en un libro.

De entrada, Cercas no entendía absolutamente nada, pues ni es periodista, ni tiene relación alguna con el Vaticano, ni ha escrito nada que tenga que ver directamente con la religión. Además, como repite en bastantes ocasiones en El loco de Dios en el fin del mundo, “soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso”.

Sin embargo, aceptó la propuesta porque le dieron plena libertad para escribir lo que quisiese, así como la posibilidad de entrevistarse con personas del Vaticano o de la Iglesia de Mongolia, y si fuera posible, hasta con el propio Francisco. El libro contiene esas conversaciones, la crónica de la visita del Papa a Mongolia, muchos comentarios personales y frecuentes reflexiones del autor sobre la Iglesia católica. De hecho, el viaje es una excusa para acercarse a la figura del Papa y al mensaje cristiano, a la vez que se describe el trabajo que realiza la Iglesia en países periféricos como este del Lejano Oriente, donde la religión mayoritaria es el budismo y hay apenas 1.500 católicos.

Varios son los leitmotiv de este libro: ideas, expresiones o argumentos frecuentes que sirven de hilo conductor. El más importante es el deseo de Cercas de plantear directamente al Papa una pregunta que su madre, viuda y católica practicante, le propuso hacerle: si cuando ella muriese se reencontraría en el otro mundo con su marido; en definitiva, si hay que creer en la otra vida, en el cielo y en el infierno, en la resurrección de la carne. Para Cercas, esta cuestión es la base del mensaje cristiano: la creencia en que esta vida es pasajera y después, tras la muerte, viene el encuentro con Dios. En sus reflexiones y comentarios, llega a decir que no sabe si esta verdad, para él tan radical y escandalosa, sigue siendo hoy día el motor principal del catolicismo.

Otros temas recurrentes son la misión del Papa y de la Santa Sede, la secularización, la relación de la Iglesia con la modernidad, el clericalismo y el anticlericalismo, la doctrina social de la Iglesia, la imagen del catolicismo en los medios de comunicación…

Cercas se documentó a conciencia, y esto le ha permitido cambiar la epidérmica y tópica visión que, antes de empezar el libro, tenía sobre muchos temas. A la vez, no se aparta en ningún momento de sus presupuestos ideológicos, visibles en bastantes de sus observaciones, en las que muestra su alejamiento de la vida espiritual y un notable desconocimiento de la Iglesia. Su punto de vista es el de un racionalista ilustrado a quien le cuesta encajar intelectualmente la fe y entender su activa presencia en la vida de los cristianos, y que suele juzgar la labor de la Iglesia y del Papa en clave ideológica, sociológica o política.

Además –observación que repite no pocas veces–, piensa que la Iglesia se ha quedado obsoleta y que no ha asimilado el devenir de los nuevos tiempos (siempre vistos desde una mirada progresista). Curiosamente, esta visión es compartida por algunos de los entrevistados, que consideran necesario hacer cambios en esa dirección, pues atribuyen a la falta de adaptación a la mentalidad moderna que buena parte de la sociedad, sobre todo occidental, se haya apartado de la Iglesia católica (aunque otras confesiones que han aceptado esa asimilación sufren una sangría igual o mayor).

Por eso, resultan muy interesantes las entrevistas con algunos religiosos, religiosas y laicos de Mongolia, muy alejados de la visión occidental de los problemas de la Iglesia católica. Cercas se muestra profundamente sorprendido por la visión sobrenatural de estas personas y por el servicio desinteresado que prestan a la sociedad, promoviendo hospitales, escuelas, dispensarios, residencias, y dedicando todo su tiempo a la atención a los enfermos y a los más pobres y desfavorecidos. De todo el relato de su viaje, junto con el deslumbramiento por el Papa, a quien considera una figura crucial de la Iglesia, son los misioneros los que suscitan sus mayores alabanzas.

Este es, en suma, un libro original, en el que la mezcla de géneros literarios –de la autobiografía a la crónica– hace más amena la lectura. Es, además, un trabajado homenaje al papa Francisco, en parte porque Cercas ve en él a la persona indicada para cambiar lo que, a su juicio, provoca el rechazo a la Iglesia por parte del mundo contemporáneo. Pero también reconoce su sorpresa y admiración por la historia del catolicismo y por el trabajo entregado y desinteresado que realizan tantos católicos.

 

Un comentario

  1. la crítica de Torrecilla confirma mi intuición acerca del libro de Cercas: éste está en búsqueda, sea bienvenido a ese… proceso.

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