Primera y premiada novela para jóvenes del autor, premio Pulitzer hace años. No es genial y, para muchos, no tendrá un particular interés, pero sí habrá quien valore lo que se cuenta, un buen retrato de unos chicos desorientados y unos ambientes socialmente desastrados, y cómo se cuenta, con fluidez y mucha más elegancia de lo que (dentro del género) se acostumbra.
Finales de los años sesenta, Harlem (Nueva York). El narrador y protagonista es Rico Fuentes, un chico de dieciséis años, cubano pero rubio debido a un antepasado irlandés. Su padre tiene buen corazón pero es alcohólico. Su madre es una buena mujer pero muy gruñona. Su amigo Jimmy, portorriqueño, es drogadicto; junto con él, pues es un buen dibujante, Rico sueña con llegar a formar una pareja famosa de autores de cómic. Cuando cambia del colegio católico del Bronx a un nuevo centro escolar, por su aspecto de “frijol blanco” solitario en medio de una multitud de “frijoles pintos y negros”, sufre un fuerte acoso que le hace dejar de ir a clase. Ante la amenaza de sus padres de mandarlo a Florida, con un tío militar, y ante el deseo de Jimmy de abandonar el mundo de la droga, deciden huir y unirse a un amigo mayor, Gilberto, portorriqueño, que cuando había ganado la lotería se había marchado a una “tierra mágica de leche, mantequilla y maíz llamada Wisconsin”. En ese punto comienza una nueva historia que poco tiene que ver con la del principio: primero un viaje por carretera con encuentros raros, luego las ocupaciones de una granja donde hay que realizar tareas inimaginables, después el trabajo nocturno en una gasolinera…
Narración buena con mucho lenguaje de argot y muchas palabras en español en el original inglés. Abundan las frases cortas y los puntos y aparte: una forma de facilitar la lectura al público joven que puede identificarse con las peripecias de Rico y sus amigos. El mundo interior del protagonista queda bien perfilado aunque no así el de los demás personajes: muchos acaban siendo como postes cuya única función es sostener el relato. Hay momentos intensos y otros tragicómicos; hay elegancia en la forma de tratar las relaciones sexuales.
Como tantas novelas norteamericanas, esta también es muy deudora de Las aventuras de Huckleberry Finn. Rico se siente identificado con la fuga de Huck y Jim en busca de la libertad. En realidad, todos los personajes jóvenes de la historia huyen, y podemos apuntar en esa cuenta el hecho de que todos consuman marihuana; Rico, aunque intuye que no ha de hacerlo, no tiene ningún motivo fuerte para no tomarla y, muchas veces, se deja llevar por lo que hacen los demás. Desde un punto de vista puramente humano la novela tiene a su favor que habla bien de amistad, de prestar ayuda y dar buenos consejos entre amigos, de responsabilidad familiar, en este caso de los hijos hacia los padres, de ver el lado bueno del aprendizaje a partir de los fracasos.