Tras Lecturas de ficción contemporánea y El desguace de la tradición, el experto en Literatura Comparada de la Universidad Pompeu Fabra, Javier Aparicio Maydeu, propone una definición de “tradición” a modo de piedra Roseta para descifrar mejor los ambiguos conceptos de continuidad y ruptura en el ámbito de la cultura y del arte. El marco temporal elegido para este estudio es el siglo XX, precisamente –dice el autor– por ser el que más ha querido desmarcarse de la tradición, auqnue, bien por negarla o reformularla, no ha podido vivir sin ella.
Aparicio Maydeu sienta las bases de su definición en lo propuesto anteriormente por los grandes maestros de la teoría estética como Adorno: “Lo que renuncia a la tradición difícilmente puede contar con una tradición en la que conservarse”. Algo de lo que posteriormente se ha hecho eco un filósofo del arte como Félix de Azúa, a quien el autor cita también, en su recurrente advertencia sobre el acabamiento del arte: “Algunos artistas como Barceló o Basquiat, fueron convertidos en su propia tradición cuando apenas si habían comenzado a hablar. Desde entonces ya no son pintores sino museos de sí mismos”.
Con un enfoque académico comparatista –confiesa desde el primer momento ser deudor de Steiner–, Aparicio ofrece al lector una serie de protocolos para identificar las combinaciones posibles entre tradición e innovación, tratando de desenmascarar las falsas rupturas que no merecen ser incorporadas al patrimonio artístico. Con Warhol y Said como testigos, hace una reflexión sobre el concepto de originalidad y recurre a Kundera, Canetti y el propio Steiner, entre otros, para discurrir sobre el progreso artístico.
Si la primera parte puede resultar excesivamente teórica –tratándose de una “gramática” no se puede achacar nada al autor–, Aparicio lo compensa incorporando como epílogo una serie de casos concretos que bien podrían ser desarrollados en profundidad en ulteriores trabajos. Desde un catálogo de las “traducciones picassianas de la tradición” (Velázquez, Poussin, el Greco, Manet, Ingres y Delacroix) hasta un análisis de la cinematografía de Quentin Tarantino, en la que aflora una permanente reescritura o refundición de la tradición previa (Cine negro, Cine serie B, Cine japonés de artes marciales, etc.); pasando por la tradición inaugurada recientemente por los best sellers que han logrado ensamblar múltiples lugares comunes de la tradición literaria, creando a su vez una tradición propia.
Continuidad y ruptura más que un ensayo al uso es un manual en el que, además de las acepciones del término “tradición” y sus aledaños, Aparicio ha logrado recopilar reflexiones preciosas escondidas en ocasiones en las múltiples notas a pie de página que el lector no debe despreciar.