Clics contra la humanidad

Clics contra la humanidad

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALStand out of our light

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2021)

Nº PÁGINAS192 págs.

PRECIO PAPEL18,95 €

PRECIO DIGITAL9,99 €

TRADUCCIÓN

GÉNERO

“¡Aparta, que me haces sombra!”. La conocida respuesta del cínico Diógenes a Alejandro Magno, que le ofrecía satisfacer cualquiera de sus deseos, sirve a James Williams como síntesis para explicar su posición ante la omnipresencia de Internet en nuestras vidas. Después de una exitosa década como estratega de Google, Williams marchó a Oxford para doctorarse en filosofía. ¿Por qué ese cambio tan radical? Su trabajo tenía un efecto no deseado: se descubrió víctima de una distracción profunda que no le permitía vivir el tipo de vida que consideraba mejor.

Williams parte de la idea de que la industria tecnológica no tiene tanto que ver con la información, como con la atención. En su opinión, “el mayor riesgo que entraña esta abundancia informativa” no es otro que “la pérdida de control que genera en los procesos de atención”. De ahí que el principal reto al que debamos enfrentarnos tenga que ver, sobre todo, con la capacidad de centrar la atención en lo que de verdad nos interesa. En realidad, se trata de un reto titánico, si se tienen en cuenta los mecanismos de captación de la atención que están en juego en la red.

La segunda parte constituye un intento de profundización en lo que significa la atención humana, y en las consecuencias –personales y políticas– que supone su pérdida. Sirviéndose de la metáfora de la luz, distingue tres dimensiones de la atención. Por una parte, una luz focal: la atención como foco, en el que nos centramos. A su disminución contribuyen las notificaciones, pero también las estrategias (políticas) que consisten en sepultar una información relevante en mil nimiedades. Existe también una luz astral, que consiste en la capacidad de orientarnos en la vida siguiendo los valores y metas que consideramos relevantes. Algunos mecanismos propios de Internet pueden llevarnos a guiar nuestras decisiones. Basta pensar en la búsqueda de likes y similares.

Finalmente, hay una luz diurna, que nos permite definir nuestros valores y metas. También en ella pueden influir las tecnologías, a través de las fake news o de tantos detonantes de ira e indignación virales que han servido a movimientos populistas (Williams tiene muy presente la campaña de Trump en 2016, pero no considera otros movimientos posteriores). En el fondo, todo esto tiene que ver con el deterioro de la inteligencia y la dificultad para la reflexión, fundamentales para la salud de la democracia.

Tras todo ello, se pasa a unas propuestas de acción. El primer campo de batalla es “el diseño de las tecnologías digitales”, que utilizan un conocimiento cada vez mejor de los usuarios para persuadirles de algo que, quizá de primeras, no les interesa en absoluto. Para Williams, no cabe un acercamiento neutro. Es el sistema el que debe ser repensado. También apunta intervenciones que afectan a distintas dimensiones del sistema. Las hay más valiosas; las hay más discutibles; las hay un poco naïf, en cuanto queda por describir cómo sería posible medir las metas “más nobles y elevadas del usuario”, por ejemplo. En todo caso, se trata de un intento decidido y abierto, que puede poner en marcha una reflexión de largo alcance. Una llamada, en definitiva, a tomar las riendas de nuestra atención.

Dejar comentario

Conectado como Aceprensa. Edita tu perfil. ¿Salir? Los campos obligatorios están marcados con *

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.