aun no se lo he dicho a mi jardin

Aún no se lo he dicho a mi jardín

AUTOR

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALAl giardino ancora non l’ho detto

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2021)

Nº PÁGINAS256 págs.

PRECIO PAPEL20 €

GÉNERO

Pia Pera (1956-2016) estudió Filosofía en la Universidad de Turín, se doctoró en Historia en la de Londres y enseñó Literatura Rusa en la de Trento, hasta que decidió abandonar la docencia y se instaló en una finca abandonada de la Toscana, donde se arregló la casa en la que vivir y diseñó un jardín que ella misma cultivó con pasión. Años más tarde, le diagnosticaron una enfermedad degenerativa que iría mermando sus facultades.

Este libro viene a ser el diario de esta etapa final de su vida. En cierto modo, establece una alegoría entre la existencia humana y la vida de las plantas, abocadas al paso del tiempo, a la decrepitud, a la sustitución y a la muerte.

El relato tiene dos perspectivas: el cuidado del jardín, tarea que Pia tiene que dejar paulatinamente en manos de otras personas, y la evolución de la enfermedad, con momentos de abatimiento junto con otros de serenidad y paz. Se narran también las visitas a los médicos, la búsqueda de otros remedios a través de curanderos, de expertos en la espiritualidad oriental, etc.; y los contactos con amigos y con personas que padecen dolencias semejantes a la suya.

La autora había recibido de sus padres una formación más bien estoica, racionalista e individualista, hasta tal punto que sentía desprecio hacia los débiles, los enfermos, los ancianos, que consideraba un estorbo. La enfermedad la lleva a recapacitar y a sentir remordimientos por el modo en que había tratado a determinadas personas cuando estaba sana. También la ayuda a descubrir a los otros, la necesidad de dejarse ayudar y la belleza de lo sencillo y cotidiano.

El punto de vista de la autora sobre algunos puntos esenciales es confuso y desconcertante: defiende la eutanasia e incluso el suicidio en algunas circunstancias, aunque rechace la propaganda de algunas clínicas que la practican; manifiesta una fe difusa, un sentimiento de admiración a Jesucristo y sus enseñanzas, y a autores y artistas cristianos (Florenski, Fra Angelico…), pero se siente ajena al dogma y al catecismo, aunque valore la oración.

La enfermedad la ayuda a descubrir la necesidad de querer a los demás, pero parece que el estoicismo en que se formó aún se mantiene bastante firme. El relato termina cuando ella ya no puede seguir escribiendo. La prosa de Pia Pera es excelente, bien traducida por Miguel Ros González, y las descripciones del jardín y de su entorno, muy precisas, detalladas.

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