Desde la muerte de su esposa y una dolorosa ruptura con su hija Emily, la vida de Charles Nieuwendyk, catedrático de ingeniería jubilado, se ha convertido en una rutina gris. Su mundo da un giro inesperado cuando acepta convertirse en “infiltrado” en una residencia de ancianos, acudiendo al anuncio de una detective privada para investigar la misteriosa desaparición de un valioso collar.
Un hombre infiltrado se inspira en el documental El agente topo, de la cineasta chilena Maite Alberdi, nominado al Óscar en 2020. El creador es Michael Schur, director y guionista de algunas de las sitcoms americanas más originales de los últimos años: The Good Place, Brooklyn Nine-Nine, Parks and Recreation. Esta serie tiene también sello personal y una acertada fusión de géneros y tonalidades dramáticas, con un humor impredecible que emerge de las interacciones entre los personajes y las situaciones cotidianas de la residencia.
El lenguaje visual de la serie también refleja este equilibrio, con una combinación de dinámicas secuencias de investigación y otras más pausadas de definición de personajes. La evolución psicológica de Charles se refleja en una cuidadosa progresión de la paleta cromática, mientras que la banda sonora fusiona elementos clásicos y contemporáneos.
Fundamental para cohesionar todos estos aspectos es la interpretación del veterano Ted Danson, quien aporta a Charles una lograda mezcla de dignidad y humor sutil. Su actuación hace creíble la evolución de su personaje, apoyado por un buen elenco que aporta complejidad y profundidad a la serie.
Un hombre infiltrado sobresale por su tratamiento respetuoso y profundo de temas universales como la soledad, la vejez y la capacidad de superar las pérdidas. Sin caer en el melodrama, la serie logra equilibrar el humor con momentos de reflexión sobre la condición humana.