El personaje de Ultraman, un guerrero alienígena gigante, fue creado por el japonés Eiji Tsuburaya en 1966. Desde entonces protagonizó series y películas en los años 70 y 80, hasta llegar transformado en un superhéroe en esta producción norteamericana de los ingeniosos guionistas Shannon Tindle (Kubo y las dos cuerdas mágicas) y John Aoshima (Gravity Falls). El protagonista de esta película comparte dos identidades, muy al estilo Marvel, siendo un sensacional jugador de beisbol que acaba de regresar a Japón después de años de éxitos deportivos en Estados Unidos, y un clandestino defensor de la ciudad con la poderosa coraza del gigante Ultraman.
La trama tiene mucho ritmo y humor para pequeños y mayores, con un conflicto filial de calado y perfectamente insertado en la historia. También hay referencias a la fantasía y la ciencia ficción –tanto a la oriental como a la norteamericana–, que van desde Pacific Rim o Godzilla hasta Los Increíbles, The Mandalorian o Iron Man. Esta combinación de influencias, que podría ser artificial y caótica, logra unificarse gracias a una estructura de guion ambiciosa pero clara y muy entretenida en su exposición. Además, se propone un enfoque sobre la familia, el cuidado de los hijos y la superación del individualismo que resulta esperanzador y sugerente.