Frank Marshall, reconocido productor, guionista y director, dirige un emotivo y detallado documental sobre uno de los grupos más influyentes de la historia de la música: The Beach Boys. Conocidos como “los Beatles estadounidenses”, la banda fue fundada por los hermanos Wilson –Brian, Carl y Dennis–, su primo Mike Love y un amigo de estos, Al Jardine. La película no solo recorre la vida de estos chicos, sino que también explora la profundidad emocional y los conflictos internos que marcaron su trayectoria, durante seis décadas y con más de cien millones de discos vendidos en todo el mundo.
Marshall, quien tiene en su haber la dirección de películas como ¡Viven! –además de otro documental, sobre The Bee Gees–, y la producción de grandes blockbusters como Jurassic World: Dominion y En busca del arca perdida –por mencionar solo dos–, se une en esta ocasión a Thom Zimny, director y guionista de Sly, la historia de Sylvester Stallone. Juntos, crean un relato cinematográfico que es tanto un tributo a The Beach Boys, como un análisis introspectivo de su impacto musical y personal.
A través de material inédito, como fotos familiares, grabaciones de audio y vídeo, y entrevistas a los miembros del grupo, tanto actuales como fallecidos, el documental nos ofrece una mirada íntima a la vida de The Beach Boys. Se trata de un retrato honesto que no esquiva los momentos más oscuros, como la batalla contra las drogas del verdadero genio detrás del grupo, Brian Wilson, o las tensiones familiares y profesionales entre los integrantes.
Con una duración un poco excesiva y una narrativa, a veces, algo confusa, el documental sirve para (re)descubrir a The Beach Boys, llevando al espectador a un viaje nostálgico y estimulante a través de la música. Es como asistir a un pequeño concierto privado, mientras conoces la apasionante vida de estos genios de la música californiana, al compás de la historia de los 60 y 70… hasta hoy.
Jaume Figa Vaello
@jaumefv