En 1997, el as ruso del ajedrez Garri Kaspárov perdió ante Deep Blue, la supercomputadora de IBM, en una partida televisada a todo el mundo. Era la primera vez que un ordenador ganaba a un campeón del mundo en un juego que durante siglos ha sido considerado el epítome de la inteligencia humana. Esta miniserie de 6 capítulos, del cineasta canadiense Yan England, recrea a ritmo de thriller el enfrentamiento entre el hombre y la máquina.
La serie reconstruye con gran fidelidad histórica las distintas partidas que se jugaron, así como muchos de los debates e incógnitas que rodearon al campeón y al equipo de IBM, en el que había también expertos ajedrecistas. ¿Fue una victoria limpia? Esta es la gran pregunta sobre la que se articula el guion, que va tomando fuerza y ritmo a medida que se desarrollan los caracteres de todos los protagonistas.
El reto en esta serie, como en tantas otras producciones cinematográficas dedicadas al ajedrez, es retratar el universo de lógica y estrategia que hay en cada competidor, sin perder por el camino al espectador no experto en la materia. Gambito de dama (Scott Frank, 2020) lo había logrado rodeando la historia con juegos de efecto y mucho glamur a través de su protagonista, Anya Taylor-Joy.
En este caso estamos ante una producción más sencilla, pero que consigue enganchar al espectador en un duelo que, sorprendentemente, adquiere gran hondura psicológica y que también reflexiona sobre los límites de la ambición. El retrato de Kaspárov, interpretado por Christian Cooke, es magnífico y deja ver las obsesiones y la humanidad del genio.
En pleno auge de la IA, la serie se remonta a los orígenes de internet y al desarrollo de las grandes computadoras, para buscar una reflexión sobre el posible alcance de estas tecnologías y el valor diferencial de los humanos. ¿Puede el ajedrez hacernos mejores personas?