Lo que comenzó siendo una inocente escapada adolescente terminó siendo uno de los sucesos más mediáticos de las últimas décadas. Esas trece vidas que habían desaparecido en una cueva infinita en Tailandia, en el verano de 2018, eran el argumento de una historia que merecía ser contada.
La norteamericana Elizabeth Chai Vasarhelyi y su marido Jimmy Chin ya habían demostrado su destreza en documentales sobre los deportes de riesgo en la naturaleza como Free Solo (ganadora del Oscar en 2018 al mejor documental) o Meru: Odisea en el Himalaya (2015). Aún así Rescate en las profundidades llega mucho más lejos, tanto técnica como dramáticamente.
Comparándola con la reciente versión de Ron Howard (Trece vidas), este documental muestra con mayor complejidad y matices una épica que conmueve y resulta tan cercana como verdadera. Cada uno de los rescatadores muestra una personalidad que es compatible con el miedo y la vulnerabilidad. Igualmente, la documentación utilizada es tan exhaustiva como brillante en la exposición. El uso de animación e infografía es muy clarificador para entender las dificultades de la operación de rescate, sin dejar de atender a la evolución psicológica de cada uno de los protagonistas.
La película termina siendo una emocionante aventura que queda definida por la canción Believe, de Aloe Blacc, que acompaña a los acertados títulos de crédito. Que este documental tan luminoso haya sido uno de los más premiados y nominados de los últimos años (Toronto, Premios BAFTA, Satellite Awards) es perfectamente justificable.