Operación Cacahuete


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 64/14

Operación cacahuete cuenta las aventuras de la ardilla Surly y de su amiga la rata Buddy, en el parque de Oakton (Virginia). Se aproxima el invierno y en el parque todos los animales están preocupados porque la recolección ha sido escasa, y miran mal a Surly porque va por libre mientras los demás trabajan por el bien común. La película comienza cuando Surly y Buddy se disponen a asaltar un carrito de venta ambulante de cacahuetes. Al mismo tiempo, los vendedores ambulantes se disponen a robar el banco que hay frente al parque…

El paralelismo de los dos robos permite hacer divertidas comparaciones entre humanos y animales. Mientras tanto se forja un héroe: Surly empieza siendo egoísta, y solo al final, tras un duro aprendizaje y darse cuenta de que ha sido tratado bien sin merecerlo, y de que ha tratado mal a gente que no lo merecía, empieza a cambiar. La historia está contada con pocas concesiones, y eso es un mérito de la película. Por lo demás, Operación cacahuete está compuesta de gags, unos graciosos y otros no tan logrados, incluido algún chiste escatológico para los más pequeños.

No estamos ante un Ratatouille, pero Operación cacahuete, con sus limitaciones, es una película simpática que tiene atractivo: hay aventura, hay peligro, hay un héroe que tiene que despertar, y hay un par de personajes muy logrados, en particular Buddy, el amigo de Surly, que es todo un hallazgo. También hay que destacar algunos buenos momentos de animación, como la secuencia del incendio.

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