Las familias de Alice y su novio François se ven por primera vez: los Bouvier-Sauvage, de rancio abolengo y propietarios de extensos viñedos desde hace siglos, acogen en su formidable château (palacio) a los Martin, vendedores de coches. La velada comienza según lo previsto –con los prejuicios al uso- pero se transforma cuando Alice entrega a los cuatro progenitores un regalo sorpresa: pruebas de ADN que rehacen la genealogía según las últimas técnicas. Lo que debía ser una confirmación de lo ya sabido se convierte en una revelación que sacude su mundo y prejuicios.
El guionista y director Julien Hervé ha realizado una comedia muy francesa, escrita teniendo como inspiración lejana las películas de Louis de Funes y, más cerca de nosotros, de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, de la que toma prestado el punto de partida y su protagonista principal Christian Clavier. Clavier está en su salsa, encarnando las esencias galas y riéndose ingenuamente de sus tópicos y de sus excesos, en este caso del chauvinismo nacional y del clasismo. Parte del humor es local y, en algún momento, repetitivo. Pero se disfruta bien, y se agradece que el tono es siempre elegante.