Los estadounidenses Louise y Ben Dalton, con su hija Agnes –de 11 años–, acaban de trasladarse a Londres y deciden pasar unas vacaciones en la Toscana. Ahí conocen a los británicos Paddy y Chiara, con su hijo mudo Ant. Pronto surge una curiosa amistad entre las dos familias –a pesar de las enormes diferencias que las separan–, y los segundos invitan a sus nuevos amigos a pasar unos días en su casa, en la campiña inglesa, lejos de cualquier lugar civilizado.
A pesar de partir de una premisa algo inverosímil –la tonta facilidad con la que los Dalton aceptan la invitación de una familia tan rara–, No hables con extraños se deja ver. Bien rodada y con unos actores convincentes –especialmente James McAvoy–, la historia busca ser una crítica a la…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.