Mina, una chica hosca de 28 años que vive en Dublín, es enviada por el jefe de la tienda de mascotas en la que trabaja a entregar un loro a su comprador. De camino, se adentra en un extenso bosque en el interior de Irlanda, un bosque del que, según se nos informa, «nadie sale».
Ishana Night Shyamalan, hija de M. Night Shyamalan, director de El bosque y Llaman a la puerta, mantiene la marca de la familia en todos los sentidos: el terror fantasioso, la dirección elegante, el tema familiar y sus giros llamativos la hacen digna descendiente de su padre.
Esta adaptación de una novela A.M. Shine mantiene la tensión durante la primera hora del film; sin embargo, cae en picado cuando desvela una tragedia en el pasado de Mila con un flashback más bien torpe. Esta revelación habría encajado mejor en una película con un mensaje más profundo. Sin embargo, en “Los Vigilantes”, fracasa. Abre una herida al espectador que nunca llega a cerrar: entendemos lo que hay en el corazón de la protagonista, pero el flasback no ahonda en esa profundidad, sino que deja al espectador con ganas de más. No hay ni una sola conversación con el resto de los personajes para poder volver a respirar. Nada.
Por otro lado, la composición de la película está bien trabajada: los colores, los planos y el sonido son recursos que Ishana Night Shyamalan aprovecha para lograr su objetivo de mantener al espectador en tensión, provocando algún que otro susto (no suficientes para ser una película de terror). Los diálogos son más bien torpes y sin fundamento, planos.
No se puede negar que la hija del cineasta de El sexto sentido ha aprendido de un maestro, y que muestra capacidades para continuar el legado de su padre… aunque el talento lo confirmará en películas futuras.