Elwod Curtis es un joven e idealista afroamericano que, a principios de los años 70, es enviado al reformatorio Nickel tras un desgraciado malentendido. Allí conocerá a Turner, un compañero con una óptica vital más cínica y desgarrada, con el que, sin embargo, logra una profunda amistad. Ambos unirán fuerzas para enfrentarse al racismo y abusos habituales en la rutina de esa cruel institución.
Colson Whitehead es uno de los cuatros escritores vivos que ha ganado en dos ocasiones el premio Pulitzer. El primero de ellos, en 2017, fue con la novela El ferrocarril subterráneo, adaptado en una serie notable del director Barry Jenkins (Moonlight, El blues de Beale Street), estrenada en 2021 en Amazon Prime. El segundo Pulitzer llegó en 2020 con la obra The Nickel Boys, que ha tardado pocos años en ser trasladada al cine por el debutante RaMell Ross, hasta ahora documentalista.
La película es, desde el primer plano, una declarada apuesta por la elipsis, por el uso de símbolos heredados del lirismo de la obra original y por una arriesgada planificación subjetiva, que parece pretender que el espectador vea todo desde el punto de vista de los personajes, de una manera exageradamente literal. Esta concepción visual resulta insistente y vacua, con un metraje alargadísimo en el que se encadenan los traumas y desgracias de los personajes, con planos detalle de espaldas, dedos, cuello, zapatos… Apenas se vislumbra la grandeza literaria del texto original en una traducción en imágenes que desconecta al espectador con una planificación tan diseñada y encorsetada, y en el que los dos intérpretes protagonistas hacen un notable esfuerzo por aportar algo de emoción y naturalidad a la historia.