Los intensos filmes dramáticos Whale Rider (2002) y En tierra de hombres (2005) revelaron a la neozelandesa Niki Caro como una de las voces más sugerentes del cine del nuevo siglo. Pero no ha vuelto a destacar a nivel internacional hasta La casa de la esperanza, en la que adapta The Zookeeper’s Wife: A War Story, de la estadounidense Diane Ackerman. Libro y película recrean la historia real de Jan y Antonina Zabinski, el director y dueño del Zoo de Varsovia y su esposa, que, durante la II Guerra Mundial, en plena dominación alemana de la ciudad, escondieron a numerosos judíos –sobre todo a mujeres y niños– en las deterioradas instalaciones de la casa de fieras.

Gracias a una generosa producción y a la sensacional interpretación de Jessica Chastain, en el inquietante arranque –con toques surrealistas– y en alguna otra secuencia dispersa, Niki Caro roza la intensidad visual y dramática de los filmes a los que intenta imitar, como El pianista, de Roman Polanski, y La lista de Schindler, de Steven Spielberg. Pero el resto de metraje resulta demasiado previsible y académico, en gran medida por el convencional retrato que hace el guion de casi todos los personajes secundarios, interpretados, además, con cierto histrionismo.

En cualquier caso, el gran público se conmoverá con los terribles sufrimientos de los que malvivieron hacinados en el gueto de Varsovia hasta su destrucción y con los actos heroicos de los que se jugaron la vida por sacarlos de ese infierno. Unas heroicidades que la película fundamenta certeramente en el profundo sentido religioso de tantos judíos y católicos polacos.

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