Charlie Swift no se considera asesino ni sicario; él soluciona problemas para Stan, que es el jefe de la mafia de Orlando y, sobre todo, es su amigo. Cuando está pensando en jubilarse se ve envuelto en una guerra por el poder y tendrá que utilizar todo su ingenio y sus destrezas para salir adelante, también con la inesperada ayuda de Marcie, la ex de un hombre que acaba de matar.
Ni el guion ni la novela en que se inspira pretenden sorprender. En ambos casos se trata de utilizar una fórmula de modo correcto, y esto lo hacen bastante bien el veterano director australiano Phillip Noyce y su equipo. Pierce Brosnan y James Caan no tienen que esforzarse mucho para identificarse con héroes a quienes se les está acabando el tiempo. James Caan, además, se divierte en su papel de abuelo encantador con un toque de demencia. Junto a ellos, Morena Baccarin, sin complejos, es toda una mujer fuerte capaz de encandilar a un viejo gangster. Los diálogos son amenos y tienen el humor cínico adecuado que quita el hierro a situaciones duras y escabrosas.
Película de género, correcta, entretenida, intrascendente.