El minuto heroico
4/10Valoración

El minuto heroico: yo también dejé el Opus Dei

PRODUCCIÓN España, 2025

INTÉRPRETES

GÉNEROS

PÚBLICOAdultos

contenidos

Ritmo : ⚪⚪⚫
Violencia: ⚪⚫⚫

ESTRENO07/02/2025

EPISODIOS 4 capítulos de 50 min.

PLATAFORMAS

En el año 2005, la BBC emitió The Monastery, un reality en el que cinco hombres laicos se sometían al reto de vivir un mes en una comunidad de benedictinos. A los cinco protagonistas, entre los que había un estudiante, un exmilitar, un poeta y un publicista de chats eróticos, no les resultó fácil adecuarse al silencio, la oración y el trabajo monástico. Y eso, a pesar de las convincentes explicaciones del abad Christopher Jamison, empeñado en que los concursantes comprendieran que la regla benedictina tiene un trasfondo espiritual y que, como explica en un momento del reality, el objetivo era facilitar la apertura del alma a Dios y a las necesidades de los demás.

He recordado este reality después de ver El minuto heroico, una docuserie de Max que recoge el testimonio de trece mujeres exmiembros del Opus Dei y las opiniones de dos periodistas, dos psicólogos y un abogado. A lo largo de cuatro capítulos de una hora aproximada de duración, estas mujeres relatan su mala experiencia dentro de esta institución católica. Las críticas que exponen no son nuevas: algunas se remontan a los orígenes del Opus Dei, como el secretismo y su poder económico, mientras que otras, vinculadas a su estructura y estilo de vida, han sido documentadas durante las últimas dos décadas en Opuslibros, una web gestionada por exmiembros críticos.

Y lo he recordado porque, aunque el mensaje del Opus Dei –la posibilidad de alcanzar la santidad en la vida cotidiana– es universal y forma parte del patrimonio del cristianismo, la pertenencia a la institución no lo es. No es ninguna necesidad, ni es algo para todos, como no lo es entrar en el Ejército, formar parte del equipo olímpico de gimnasia rítmica, trabajar en la NASA o hacerse cartujo. Todos estos “lugares” tienen sus reglas y la mayoría ilógicas para quien no quiera ganar una medalla, defender a su país en una guerra o pisar la luna.

En El minuto heroico muchas de las cosas que se critican resultan absurdas y hace mucho que dejaron de estar vigentes –como, por ejemplo, la revisión de la correspondencia, una práctica heredada de la vida contemplativa, o la no necesidad de consentimiento paterno para que un menor comience el discernimiento vocacional–. Otras se mantienen porque, aunque, por ejemplo, el sacrificio corporal suene marciano, pertenece a la tradición de la Iglesia católica. Y hay otras últimas, también muy cuestionadas en la serie y en la sociedad, como el valor de la entrega y el servicio o el desapego a los bienes, que “debutaron” en el Evangelio. Las anteriores, como se ve, pueden desaparecer o mutar. Estas últimas no, porque –en cierto modo– son esenciales al cristianismo.

Otra cosa es que el modo de vivirlas cada cristiano sea diferente. No todos están llamados a practicar la austeridad como las hermanas de la caridad o la oración como los carmelitas. Lo importante no es lo organizativo sino el espíritu, no es la práctica concreta, sino el fondo, los motivos, el escenario. Y en esta docuserie el escenario espiritual –la motivación– simplemente no aparece. Un escenario espiritual en el que, por supuesto, caben también los errores personales y organizativos que –a nivel personal e institucional– habrá que corregir y sanar.

Técnicamente, la serie está bien realizada, los testimonios son ágiles y tienen fuerza. Cualquier proceso de desvinculación y ruptura es doloroso, máxime cuando la relación, como en algunos casos, ha durado décadas. El sufrimiento de cada una de las protagonistas es real y no hay que dudar que lo que cuentan no lo sea. Igual que su deseo de ayudar a la organización a cambiar, que es lo único que, según declaran en varios momentos, ha motivado su participación en la docuserie. El recurso a la ficción, simulando un making of en la línea de Las cuatro hijas y otros documentales recientes, aligera un poco el peso de la sucesión de declaraciones que, en algunos momentos, resultan reiterativas.

En cualquier caso, el resultado y probablemente el recorrido de la docuserie quedan lastrados por dos hechos que están relacionados: El minuto heroico es una serie muy de nicho y excesivamente parcial. A priori, una serie sobre el Opus Dei podría interesar a muchas personas, pero aquí sorprende la decisión de ceñirse solamente a una categoría de miembros: la de las mujeres célibes. En el Opus Dei, aproximadamente, hay un 80% de miembros casados frente a un 20% de célibes y hay un 55% de mujeres frente a un 45% de hombres. Podría decirse que esta investigación sobre el Opus Dei –así se vende la docuserie– parte, como mucho, de una muestra tomada de un poco más del 10% de miembros.

Un 10% como mucho, porque, y ahí viene el otro pero, vista la docuserie, uno diría que no hay, en esta organización y sus aledaños, nadie contento con pertenecer a ella. No hay ningún contrapunto. No aparece ninguna voz discordante. No aparece ningún miembro del Opus Dei. Nadie que, sin serlo, participe en sus actividades o lleve a sus hijos a sus colegios. Ni siquiera nadie que tenga un amigo del Opus Dei. Y no hablo de una voz oficial –los rótulos afirman que quisieron contar con ella, mientras el Opus Dei dice que declinó porque contactaron a última hora–; sino de voces diferentes, de personas concretas que puedan ayudar a completar el cuadro. Según Google (y también ChatGpt), hay más de 90.000 personas del Opus Dei en el mundo y se puede presuponer que haya unos cuantos simpatizantes más. No parece tan difícil entrevistar a alguno de ellos…

Por otra parte, es este un mal endémico de muchas docuseries actuales. Ahí están, también en Max, Allen v. Farrow (2021) o El caso Sancho (2024), o, en Netflix, El dilema social, docuseries criticadas todas ellas por su absoluta falta de imparcialidad. Y no es una crítica pequeña en productos que se anuncian, no como series-denuncia, sino como periodismo de investigación.

Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta

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11 Comentarios

  1. Gracias Ana!!! La crítica que haces, llena de compresión y objetividad, puede ayudar a entender a quien tenga el mal gusto de verla. Muchas gracias

  2. Me ha gustado el comentario sereno de Ana Sanchez de la Nieta.No tengo ningún interés en ver estas series tan negativas, todas basadas en el fracaso de un proyecto personal de vida del que se echa la culpa a otros.Por mi experiencia, en el Opus Dei se está libremente, porque enriquece tu vida.

  3. Que perezas siempre lo mismo
    No la voy a ver , pork a mí noe han entrevistado. Cómo bien dices, solo hay una versión
    No todo se hace bien. Está clarísimo
    Pero hay tanto de bueno en ese afán por llevar las almas al encuentro con cristo
    Quizás esto nos sirva para ser más auténticos y audaces.
    Gracias Ana

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