Los amigos imaginarios son los protagonistas de esta historia en la que se entremezclan metáforas, ficción y realidad. Rudger y Amanda tienen esa idílica relación hasta que el perverso Sr. Buntling amenaza con acabar con esa fidelidad entre la fantasía y el mundo verdadero.
Yoshiyuki Momose es el director y guionista que lidera los estudios de animación Ponoc en Japón, que poco a poco pretenden hacer la competencia a Ghibli, que no acaba de encontrar sucesor al maestro Miyazaki. En su tercera película, Momose (NiNoKuni, Héroes humildes) muestra la madurez narrativa y el equilibrio que faltaba en sus anteriores títulos. Visualmente, El imaginario aprovecha las innumerables posibilidades de una trama que es un auténtico regalo para sorprender e innovar. Sin embargo, en esa ruta creativa hay una lógica y coherencia que no se pierde en ningún momento.
No es de extrañar que Juan Antonio Bayona se enamorase del libro original de los británicos A.F. Harrold y Emily Gravett en el que se basa esta película. “He tenido la suerte de descubrir de adulto el libro que me habría encantado leer de niño”, dijo el director de Lo imposible o Un monstruo viene a verme. Y es que El imaginario es un cuento sobre el amor perdurable y la lealtad que gustará a pequeños y mayores por su combinación de ternura e ingenio.
