Coincido con la reseña del libro que publicó Aceprensa (10-04-2012). Esta adaptación –más bien traslación, porque es muy fiel– de la novela homónima del periodista Jonas Jonasson publicada en 2009, llevó a un millón y medio de suecos a los cines en Navidades de 2013. Es la película autóctona que mayor taquilla ha hecho en el país nórdico.
Un centenario que se fuga de una residencia de ancianos, una maleta con mucho dinero, un malentendido, unos mafiosos… son los elementos del buen arranque de una película que, como la novela, es poca cosa. Sobra metraje, mucho metraje: se han acumulado situaciones jocosas, recurriendo a frecuentes flashbacks que ponen al personaje en ocasiones pasadas en compañía de personajes célebres: un recurso fácil para añadir mordiente a una película que, de lo contrario, sería aún más floja. La realización es correcta y el reparto cumple, usando los códigos propios del humor sueco, con algunos lugares comunes de los chistes que se ríen de estereotipos peyorativos de aquel país, que los tiene como todos.
Hay situaciones divertidas, alguna muy divertida… pero, pasados los sesenta minutos, la película pesa como una losa: plana, reiterativa, con algunos gags chuscos y facilones. No sería justo compararla con la estupenda Kitchen Stories, dirigida por el noruego Bent Hamer, una comedia nórdica deliciosa.
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