La película más nominada en los César –los Goya franceses–, por detrás de la sobresaliente El conde de Montecristo y de la sobrevalorada Emilia Pérez, es un drama romántico muy convencional que cuenta el amor imposible de un joven conflictivo con una chica de su instituto que, además de atractiva, es inteligente y tiene sentido común. El chaval acaba en la cárcel (cosa que se veía venir desde las primeras escenas) y la apasionada historia se retomará doce años después.
Las nominaciones quizás se entiendan porque este argumento de folletín se acompaña de unos actores solventes –especialmente Adèle Exarchopoulos–, una fotografía quizás rimbombante pero resultona y una buena banda sonora. En cualquier caso, nada que justifique que la película dure dos horas y veinte minutos.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta
