La chef principal Carly toma el mando del restaurante Point North con las altas expectativas que había dejado su predecesor Andy Jones (Stephen Graham), que está de baja recuperándose psíquicamente. De esta manera, el protagonista de la precedente Hierve se convierte en un secundario, aunque la sombra de su personaje está muy presente. Todos se acuerdan de él por su eficacia profesional, pero también como referencia de los peligros de un trabajo en el que la trepidación y el perfeccionismo pueden terminar siendo letales.
Boiling Point tiene bastantes similitudes con la premiada The Bear, al mostrar el trabajo estresante de un restaurante y la dificultad por mantener el control emocional en medio de tanto ruido y agitación. El director y guionista Philip Barantini (que ya había escrito y dirigido Hierve) aprovecha un extraordinario reparto profundizando en cada personaje con un minimalismo dramático muy convincente. Todos tienen un recorrido personal que acaba conectando con el grupo en los excelentes prólogos musicales de cada capítulo.
Los larguísimos planos en continuidad favorecen la veracidad en la interpretación y el seguimiento de una historia en constante movimiento. Además, se agradece que la excesiva crueldad de la película precedente haya sido suavizada en esta serie con apuntes necesarios de empatía, apertura y delicadeza, algo empañados en el tramo final por la insistente presencia de mensajes ideológicos demasiado forzados.