Marcelo era el único hijo varón del congresista Rubens Paiva cuando los militares se llevaron a su padre sin dar ningún tipo de explicación el 21 de enero de 1971. La película de Walter Salles (Diarios de motocicleta, Estación central de Brasil), basada en el libro del mismo nombre escrito por Marcelo, cuenta los recuerdos de este hijo huérfano que asiste a la supervivencia e incertidumbre familiar durante décadas. El guion de Murilo Hauser y Heitor Loriga mantiene la sencillez y el realismo emotivo pero mesurado de las memorias originales.
Walter Salles vuelve a dirigir un largometraje 12 años después de su última y discreta película de ficción: En la carretera (2012). El director cuenta de nuevo con la célebre Fernanda Montenegro, protagonista de Estación Central de Brasil, y su hija, Fernanda Torres, que protagoniza la película. Toda la historia gira en torno a ella, una mujer joven que intenta aparentar calma y seguridad ante sus hijos mientras saca adelante la familia e investiga el paradero de su marido.
El título define perfectamente el significado de la película: una ausencia que permanece en el tiempo; esa sombra del padre que se convierte en protagonista de las vidas quebradas de cada uno de los miembros de la familia. El guion acierta al mostrar, a través de diálogos y fotografías, los recuerdos que mantienen viva la esperanza de que pueda regresar, y también el legado afectivo de un hombre coherente y honesto hasta las últimas consecuencias. De esta manera, la película logra un ritmo interior que hace que el relato, a pesar de resultar voluntariamente reiterativo, mantenga intrigado e impactado al espectador.
La sobriedad en la banda sonora, las interpretaciones y la planificación visual también favorecen una atmósfera inquietante, en la que el silencio y los diálogos en voz baja expresan ese dolor interior que va en aumento a lo largo del metraje, y que resulta universal. Todo ello en una narración en la que pesan más los hechos que la ideología, los matices que los subrayados.