Madoly Harris, agente del FBI, detiene a Winston, contable de una poderosa organización mafiosa, a quien debe escoltar de Canadá a Nueva York. A cambio de protección, él ha accedido a testificar contra sus jefes. Para ello, sobrevuelan las montañas de Alaska a bordo de una avioneta privada, pilotada por Daryl. Pero en pleno vuelo se descubre que no todo el mundo es quien dice ser y, a 3.000 metros de altura, escapar no es una opción.
Cuando Mel Gibson leyó el guion, lo describió como “terrorífico y absurdo a la vez”, definición que encaja perfectamente con esta película. Amenaza en el aire no ganará ningún premio a la originalidad, pero es entretenida y cargada de suspense al más puro estilo hitchcockiano, aunque se incline más por el exces…
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