A finales de los 80, un grupo de adolescentes de Barakaldo está a punto de salir hacia Berlín para una competición de gimnasia rítmica. Por un accidente de última hora, las madres no pueden ir con ellas y los acompañantes tendrán que ser los aitas (los padres).
La premisa es divertida y muy cercana al universo del guionista de Ocho apellidos vascos o la serie No me gusta conducir. Los bocadillos de mortadela, el rebobinado de las cintas VHS, los viajes eternos en autobús o los walkman de esponja naranja… Cobeaga cuida esos detalles que hacen que el espectador adulto pueda conectar con facilidad con la trama y con unos personajes interpretados por un buen reparto.
La película pretende combinar drama y comedia, pero en ambos casos se echa en falta más ingenio en los diálogos y las situaciones. Además, hay un personaje demasiado extraño y gris (un sacerdote chófer al que llaman Padre Arrupe), y una presencia innecesaria del lenguaje soez en una película destinada al público familiar.
