La libertad religiosa, más allá de los muros de una iglesia

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Pocos días después de que el gobierno de Estados Unidos anunciase un nuevo parche al mandato que obliga a financiar anticonceptivos, la píldora del día siguiente y la esterilización en los seguros médicos de los empleados, una coalición de líderes religiosos de distintas confesiones, profesores universitarios y representantes de organizaciones cívicas han firmado una carta abierta en la que reafirman la libertad de practicar la religión en todos los aspectos de la vida.

El pasado 28 de junio, el Departamento de Sanidad hizo pública su tercera solución de compromiso para intentar cerrar la polémica en torno al mandato anticonceptivo (la primera fue en febrero de 2012 y la segunda un año más tarde). Hay ligeros retoques, pero mantiene lo esencial de la propuesta originaria. Los más de cien firmantes de la carta lo resumen así: “El Departamento de Sanidad está obligando al ciudadano A a que compre, en contra de sus convicciones morales, unos servicios para el ciudadano B”.

En la práctica, la cláusula de conciencia prevista por el mandato solo exime de esta exigencia a los lugares de culto, pero no a las instituciones de inspiración religiosa que se dedican a una gama de actividades más amplias: hospitales, universidades, escuelas, organizaciones benéficas…

Tras los últimos retoques al mandato, los empleadores de estas instituciones ya no están obligados a ofrecer a su plantilla un plan de seguros con los anticonceptivos, la píldora del día siguiente y la esterilización. Pero tienen que garantizar que sus empleadas reciben esos servicios sin coste adicional. Para ello, han de comunicarlo a una aseguradora, que pagará por los servicios controvertidos.

De los 62 juicios pendientes contra el mandato anticonceptivo, la mitad afectan a dueños de empresas familiares que también se oponen a financiar servicios que vulneran sus convicciones morales o religiosas. Pero la nueva solución de compromiso sigue sin tenerlos en cuenta: los empleadores que se nieguen a suministrar esos servicios serán multados y perderán ciertas deducciones fiscales.

Para evitar nuevos enfrentamientos, el gobierno ha vuelto a conceder más tiempo a las instituciones de inspiración religiosa: el plazo, que expiraba en agosto de 2013, se amplía hasta enero de 2014. Recientemente el gobierno también ha aplazado otra parte de la reforma sanitaria: obligar a las empresas de 50 o más empleados a ofrecerles cobertura sanitaria. La nueva prórroga, hasta enero de 2015, responde al malestar que ha ido creciendo en el sector empresarial, en desacuerdo con esa exigencia.

Muchos firmantes de la declaración no tienen objeciones morales al uso de anticonceptivos, pero se unen frente al intervencionismo del gobierno

Las lecciones teológicas de Obama
Los promotores de la carta, titulada Standing Together for Religious Freedom, son el arzobispo de Baltimore William E. Lori, presidente del Comité para la Libertad Religiosa de la Conferencia Episcopal católica, y Russell D. Moore, presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur, la confesión protestante más numerosa del país. También hay líderes evangélicos, luteranos, pentecostales, ortodoxos, judíos, mormones… A ellos se han unido despachos de abogados, rectores de universidad y representantes de organizaciones cívicas.

Los firmantes no entran a discutir la decisión de la Administración Obama de ampliar el acceso a unos servicios con los que pretende reducir los embarazos. Solamente se oponen a que el gobierno reclute a la fuerza a otros a favor de su plan, obligándoles a facilitar unos servicios contrarios a sus convicciones. “Muchos de los que firman esta carta no tienen objeciones morales al uso de anticonceptivos. Pero estamos unidos contra el mandato, porque vulnera los derechos de conciencia de nuestros conciudadanos”, dice el texto.

En el centro de la polémica se encuentra también una concepción muy restrictiva de la libertad religiosa. El presidente Obama está dispuesto a reconocer la objeción de conciencia a quienes trabajan en actividades estrictamente religiosas, pero no a los creyentes que se dedican a la sanidad, la educación o la beneficencia. Por eso, la carta recuerda que la libertad religiosa va más allá de lo que ocurre dentro de las cuatro paredes de una iglesia. “Las convicciones religiosas se manifiestan en las relaciones cotidianas con nuestras familias, colegas, desconocidos e instituciones”.

En la misma línea, el pastor baptista Russell D. Moore sostiene en un comentario anexo a la carta: “No podemos aceptar la lección de teología que el gobierno intenta inculcarnos: que la religión es un asunto que se limita a lo que ocurre dentro del horario de nuestros servicios religiosos y que dejamos aparcado en el vestíbulo el resto de la semana. Nuestras creencias no se reducen a meras opiniones que guardamos tímidamente en el corazón, ni a las canciones de nuestros himnos. Nuestras convicciones religiosas influyen en nuestra vida”.

No es la primera vez que la oposición al mandato anticonceptivo logra reunir las firmas de personajes destacados. En febrero de 2012, más de cien intelectuales católicos, protestantes y judíos publicaron una carta auspiciada por la Universidad de Notre Dame para protestar contra la primera solución de compromiso ofrecida por Obama.

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