El Camino Sinodal alemán desafía a la Iglesia

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Camino Sinodal
Los copresidentes del Camino Sinodal, Irme Steter-Karp y Mons. Georg Bätzing, en la quinta Asamblea del Camino Sinodal en Fráncfort, 9-11 marzo 2023 (© Synodaler Weg/Max von Lachner)
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“Enviaremos nuestras preguntas al espacio de la Iglesia universal”: así respondía Mons. Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal alemana y del Camino Sinodal, al ser preguntado en la rueda de prensa al término de la quinta Asamblea –celebrada del 9 al 11 de marzo– por las resoluciones aprobadas que no son competencia de un obispo o de una Conferencia Episcopal. Y continuaba: “Después se precisan respuestas a estas preguntas; pero no deseo respuestas burocráticas a estas preguntas desde ningún despacho de la Curia, y menos aún desde sus trastiendas, sino de procesos sinodales a nivel de la Iglesia universal que aborden cuestiones de tanto peso, las debatan y conduzcan a decisiones”.

Lo que Mons. Bätzing denomina “respuestas burocráticas de despachos de la Curia” no puede ser otra cosa que las advertencias recibidas desde el Vaticano. En julio de 2022, una escueta declaración firmada por la Santa Sede prohibía al Camino Sinodal tomar cualquier decisión que “obligue a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevas orientaciones doctrinales y morales”, pues nuevas estructuras o doctrinas “constituirían una vulneración de la comunión eclesial y una amenaza para la unidad de la Iglesia”.

Más tarde, con ocasión de la visita ad limina de los obispos alemanes en noviembre pasado, varios cardenales de la Curia mostraron “preocupaciones y reservas sobre el método, el contenido y las propuestas del Camino Sinodal”. En un encuentro interdicasterial, el cardenal Marc Ouellet se refería a que el Camino Sinodal “se había distanciado inicialmente del magisterio pontificio en el plano metodológico; a lo largo de los trabajos fueron surgiendo tensiones crecientes con el magisterio oficial en el plano sustantivo”, lo cual dio lugar a propuestas “abiertamente contrarias a la doctrina afirmada por todos los papas desde el Concilio Ecuménico Vaticano II”. Esto equivaldría a un “cambio de la Iglesia” y no solo a “innovaciones pastorales en el campo moral o dogmático”. El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, señaló que en el Camino Sinodal alemán “no se puede dejar de lado” el intercambio de ideas de dicho diálogo. En una carta fechada el 16 de enero de 2023, Parolin, junto a los cardenales Ouellet y Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y con la aprobación expresa del Papa Francisco, volvía a afirmar que “nadie tiene derecho a constituir un Consejo Sinodal ni a nivel nacional ni diocesano o parroquial”.

Sin embargo, estas llamadas de la Santa Sede han caído en gran parte en saco roto; así lo reprochaba, en una intervención a través de Internet en esta quinta Asamblea, la observadora de la Conferencia Episcopal austriaca, Raphaela Pallin: “De las repetidas intervenciones de Roma habría cabido esperar al menos su seria aceptación”. En este contexto, Pallin se preguntaba: “¿Siguen teniendo sentido, para el Camino Sinodal, el Magisterio ordinario y el orden trinitario de la Iglesia?” Al parecer, para Mons. Bätzing dichas intervenciones son meras “respuestas burocráticas”; por eso ha solicitado una reunión en Roma, con la Presidencia del Camino Sinodal al completo; es decir, también con los laicos. En la referida rueda de prensa comentó que le había dicho al cardenal Ladaria: “Tienen que aprender también en Roma a seguir procesos sinodales en los que participen muchos”.

Nuevas fuentes de teología

En esta, en principio, última Asamblea del Camino Sinodal –para dentro de tres años está prevista una sexta, como “evaluación” de lo implementado hasta entonces– se aprobó un preámbulo, una especie de declaración de principios del Camino Sinodal: “Impulsados por ‘el clamor y el lamento (Éxodo 3, 7)’ de los afectados por la violencia sexual”, resultaría “indispensable confesar abiertamente la culpa y también trabajar sobre las causas estructurales de esta culpa. El abuso no debe ser favorecido sistemáticamente en la Iglesia”. La causa de la “profunda crisis de fe” actual serían “los crímenes de violencia sexual y su encubrimiento”. Como “problemas centrales que oscurecen la Buena Nueva de la Iglesia”, el preámbulo menciona “el abuso espiritual, el abuso de poder a través del clericalismo y la incompetencia, el desprecio por las mujeres y por las personas que no se corresponden con el orden binario masculino-femenino, y por último, pero no por ello menos importante, las restricciones de la moral sexual de la Iglesia, opuestas a la vida”.

La oposición de algunos obispos y la intervención del nuncio hizo que finalmente se aplazara la creación de un Consejo Sinodal

Esto resulta de uno de los textos fundamentales del Camino Sinodal, en el que se tratan sus principios teológicos, sobre todo los loci del conocimiento teológico, ente los que se hace especial hincapié en los “signos de los tiempos” –entendiendo como tales los nuevos conocimientos de las ciencias y la “realidad de vida” actual–. Los “signos de los tiempos” se elevan al rango de fuente de la Teología junto con la Escritura y el Magisterio. De los afectados por los abusos se dice que “su voz es fuente de Teología”.

Aplazado el Consejo Sinodal

Ahora, en el preámbulo, se menciona como guía “la experiencia en una sociedad democrática en la que tienen validez los Derechos Humanos”. De ahí que, según este preámbulo, la estructura misma de la Iglesia y sus representantes formarían parte de un sistema de abusos. Por esta razón, en diferentes ocasiones –también en la rueda de prensa final de la quinta Asamblea–, la presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes y copresidenta del Camino Sinodal, Irme Stetter-Karp, acusaba a los obispos que defienden la doctrina tradicional de “bloquear” los cambios que quiere introducir el Camino Sinodal.

En un punto central, la oposición de una serie de obispos dentro del Camino Sinodal se hizo efectivamente notar y llevó a que no se votara sobre la creación del Consejo Sinodal: como se dijo anteriormente, el escrito de enero de tres cardenales de la curia y el recordatorio que hizo el nuncio apostólico Nikola Eterović una semana antes de la quinta Asamblea (“se excluye la posibilidad de crear consejos sinodales, también a nivel diocesano o de cada parroquia”) condujo a esa reacción de algunos obispos. Gracias a sus intervenciones durante el debate, se aplazó la decisión. Ahora, una “comisión sinodal”, cuyos miembros se eligieron en la quinta Asamblea, se ocupará de actualizar o modificar el texto con vistas a la creación del Consejo Sinodal (vetado por Roma) durante los próximos tres años. Que esto se haga “sobre la base del Derecho Canónico vigente” –como aseguró Mons. Bätzing– se antoja, sin embargo, a la vista de las declaraciones de la Santa Sede y de los comentarios de conocidos canonistas, tarea imposible.

Celibato y sacerdocio femenino

En cuanto a las resoluciones concretas adoptadas en la quinta Asamblea hay que diferenciar entre las que –a juicio del Camino Sinodal– se pueden implementar ya en cada diócesis, si así lo decide el respectivo obispo, como la predicación y administración de ciertos sacramentos por laicos y laicas, y aquellas para las que se precisa un indulto o una aprobación de Roma, tales como el “celibato obligatorio” para el sacerdocio o el acceso de la mujer al diaconado. Así, la resolución dice: “La Asamblea sinodal solicita al Santo Padre que, en el contexto del Sínodo universal, se examine el nexo entre la administración del Orden y la obligación del celibato”. En el segundo caso, “la Asamblea del Camino Sinodal solicita a la máxima autoridad de la Iglesia, esto es, Papa y Concilio, el examen de si la doctrina de Ordinatio Sacerdotalis vincula definitivamente a la Iglesia o no”. Se aboga ahora por el diaconado de la mujer, pero con la perspectiva del sacerdocio. Además, la resolución prevé que en Alemania se cree una comisión para tratar “la temática del Orden sacramental para personas de cualquier sexo”.

El Camino Sinodal ha decidido solicitar que se reconsidere el celibato sacerdotal y se plantee el sacerdocio femenino

Por lo que se refiere a aquellos cambios que, a juicio de los asambleístas, puedan introducirse en las diócesis alemanas, destacan las ceremonias de bendición para “parejas que se aman”, ya sean uniones homosexuales o uniones de divorciados y vueltos a casar civilmente, contraviniendo no solo la Tradición, sino concretamente un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 2021, según el cual la Iglesia no tiene autoridad para bendecir dichas uniones. En la rueda de prensa final, Mons. Georg Bätzing dijo que en su diócesis de Limburgo se introducirían “inmediatamente”.

A su vez, Mons. Franz-Josef Bode, obispo de Osnabrück, se refirió a que, tras un periodo de formación de unos meses, se introduciría en su diócesis la predicación por parte de laicos y laicas en la Eucaristía, así como la administración del Bautismo por “personas no consagradas”.

Especial eco ha despertado asimismo el “reconocimiento” de la inter- y transexualidad; por ejemplo, se podrá cambiar el nombre tras el “cambio de sexo” en la partida de bautismo y también se tendrá acceso a las órdenes sagradas. Dice el texto de la Asamblea: “El acceso a los oficios de ordenación eclesiástica y a las vocaciones pastorales no debe excluirse de forma generalizada a los bautizados y confirmados intersexuales y transexuales, sino que debe examinarse en cada caso individual”. En este contexto, Stefan Zekorn, obispo auxiliar de Münster, declaró que “no podía estar de acuerdo con un texto que se basa casi por completo en la ideología de género”.

Instrumentalización de los abusos

¿Y el tema de los abusos sexuales, teóricamente el punto de partida para el Camino Sinodal? La quinta Asamblea aprobó –sin ningún voto en contra– un texto con medidas de “Prevención de abusos sexuales”. Resulta significativo, sin embargo, que tan solo dos días antes de comenzar la Asamblea, el diario Augsburger Allgemeine publicara una entrevista con el jesuita alemán Hans Zollner, director del Instituto para la protección contra abusos de la Pontificia Universidad Gregoriana y uno de los mayores expertos en la materia, en la que este criticaba “la lentitud y la falta de estándares para tratar los abusos en Alemania”: en Austria desde 2010 y en Francia desde 2018 existen comisiones independientes de las Conferencias Episcopales para tratarlos. “En Alemania no se ha tenido, desgraciadamente, la necesaria decisión”.

Tales declaraciones vienen a corroborar las repetidas críticas de que los abusos sexuales han sido instrumentalizados por el Camino Sinodal para introducir modificaciones de la doctrina católica y que, al hablar exclusivamente de “causas sistémicas o estructurales”, se obvia perseguir la culpa, en cuanto a comisión de estos crímenes y a su encubrimiento, de personas individuales. Ya en los comienzos del Camino Sinodal, Bernhard Meuser –víctima de abusos en su infancia– lo calificó de la mayor maniobra de encubrimiento de los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia.

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